EL Diccionario de la Real Academia2 nos la define así en sus siete acepciones:
1) Exposición artística de la belleza por medio de
la palabra sujeta a la medida y cadencia. 2) Arte de componer obras. 3) Género
de producciones del entendimiento, cuyo fin es expresar lo bello por medio del
lenguaje. 4) Cualquiera de las distintas especies o variedades de los géneros:
lírico, épico, dramático, bucólico, religioso y profano. 5) Conjunto de
cualidades (fuerza de invención, arrebato, originalidad y osadía, sensibilidad,
elevación o gracia, riqueza y novedad de expresión, encanto, etc.) que deben
caracterizar el fondo de este género de producciones independientemente de la forma,
o sea del lenguaje. 6) Obra o composición en verso. 7) Cierto encanto
indefinible que halaga y suspende, conmueve y deleita el ánimo.
Si es
difícil definir cualquier tipo de emoción, no menos cierto que también lo es
dar con una sola respuesta que sea unánime ante la pregunta que nos hemos
formulado.
Gustavo
Adolfo Bécquer, en la Rima XXI definió a la poesía
desde una mirada amorosa cuando en sus versos escribió:
¿Qué es poesía? dices mientras clavas / en mi pupila
tu pupila azul. / ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? / ¡Poesía... eres tú!
Posteriormente,
Gerardo Diego, en un poema de su libro La Sorpresa y que
tituló Celos, haciendo uso de los versos de Bécquer, desarrolló
esta respuesta cuando dijo:
Poesía no eres tú. / Sois tú y tú, las dos distintas.
/ Os llevo una a cada lado. / No tengáis celos, mis vidas.
Es decir,
para Gerardo Diego, la poesía no sólo es el amor que profesa a su esposa, sino
que también es la propia poesía (metapoesía), a ambas quiere y les pide que no
tengan celos la una de la otra.
Precisamente
fue Gerardo Diego, uno de los poetas que más se preocupó por el fenómeno
poético. Famosas son sus nueve definiciones de la Poesía:
En conferencias, artículos y libros he expuesto con
alguna prolijidad mis creencias poéticas de ayer y de hoy. Aquí me limito a
reunir nueve definiciones mías de la Poesía, una para cada musa:
1.- La Poesía es el sí y el no: el sí en ella y el
no en nosotros. El que prescinda de ella -el del qué sé yo- vive entregado a
todo linaje de sustitutivos y supercherías, al demonio de la Literatura, que es
sólo el rebelde y sucio ángel caído de la Poesía.
2.- La Poesía es la encrucijada del Norte/Sur =
Imaginación/ Inteligencia, con el Este/Oeste = Sensibilidad/Amor.
3.- La Poesía no es álgebra. Es aritmética, aritmética
pura. El álgebra es la Filosofía. La Literatura es todo lo más aritmética
aplicada, aritmética mercantil, contabilidad.
4.- La Poesía es la creación por la palabra mediante
la oración, la efusión amorosa, la libre invención imaginativa o el pensamiento
metafísico.
5.- La Poesía biográficamente tiene su Principio de
Arquímedes, que dice: “Poesía es el volumen de anhelo espiritual que
automáticamente ocupa el espacio desalojado por un volumen equivalente –casi un
alma entera– de pasión humana concreta”.
6.- La Poesía es la luminosa sombra divina del
hombre. Sin él no existiría, y, sin embargo, le precede y en cierto modo le
causa.
7.- La Poesía hace el relámpago, y el poeta se queda
con el trueno atónito en las manos, su sonoro poema deslumbrado.
8.- La Poesía existe para el poeta en todas partes,
excepto en sus propios versos. Es la invisible perseguida que llega siempre
demasiado pronto a la cita. En todo poema “ha estado” la Poesía, pero ya no
está. Sentimos el calor reciente de su ausencia y el modelado tibio de su carne
desnuda.
9.- Creer lo que no vimos, dicen que es la Fe. Crear
lo que nunca veremos, esto es la Poesía3.
Todos
sabemos que para Gabriel Celaya y para muchos, la poesía es un arma
cargada de futuro; y la palabra arma nos conduce al término lucha.
La poesía social que cultivaron tantos poetas con la intención de denunciar las
injusticias del hombre contra el hombre: las guerras y sus consecuencias
(hambre y miseria). La poesía social que tanta polémica tuvo en su día, debido
a su confusión con la poesía política, pues esta última sólo miraba intereses
de partido mediante simples documentos panfletarios y que generó una batalla
por dar una nueva definición a la poesía.
Se
habló de una ecuación: ¿Poesía = Comunicación?
En
1958, Enrique Badosa publica su ensayo Primero hablemos de Júpiter
/ La Poesía como medio de conocimiento en la Revista Papeles de Son
Armadans. Generalmente, el arte para Badosa,
... es un medio de conocimiento
y niega reiteradamente la participación del poeta en toda posible comunicación,
ya que nadie puede comunicar lo que ignora.
Discrepa
Badosa de una conocida frase de Dámaso Alonso, que a su vez no está de
acuerdo con la primera y tercera acepciones del Diccionario y que antes apunté:
La poesía no tiene como fin la
belleza, aunque muchas veces la busque y la asedie, sino la emoción.
En
la primera edición de Teoría de la expresión poética, daba
Carlos Bousoño la siguiente definición de poesía:
Poesía es ante todo
comunicación. Designamos con el nombre de acto lírico a la transmisión puramente
verbal de una compleja realidad anímica (unión de lo conceptual, lo afectivo y
lo sensóreo), previamente conocida por el espíritu como formando un todo, una
síntesis a la que se añade, secundariamente, una cierta dosis de placer. La
variada proporción de los elementos que integran ese todo es lo que singulariza
el habla de cada poeta. La poesía es así, en su primera etapa, un acto de
conocimiento (conocimiento de lo singular psíquico por medio de la fantasía) y
en su etapa postrera, un acto de comunicación, a través del cual ese
conocimiento se manifiesta a los demás hombres4.
Carlos
Barral se opuso al anterior concepto de Bousoño desde su
artículo Poesía no es comunicación, publicado al año siguiente en
la Revista Laye.
También
discrepa Badosa, alegando que no se establece una comunicación entre el poema y
el lector, sino una comunión. Quizás pueda interpretarse desde un
sentido religioso o espiritual, teniendo en cuenta que el poema, de alguna
manera, coincide en ideas o sentimientos con los del lector.
En 1986,
apuntó el poeta y crítico José Luis García Martín en su libro La
segunda generación poética de posguerra, los tres tipos de comunicación
que, según reflexiones de Jaime Gil de Biedma, pueden darse:
La “transmisión”, donde el poema se limita a
transmitir las emociones de un hombre concreto; “comunicación inconsciente”,
donde el poema es algo más que un medio de transmisión, el ejemplo más notable
está en los surrealistas; y la “autocomunicación”, subjetividad que utiliza el
propio poeta para construir el poema con la intención de comunicarse él mismo5.
Estos tres
tipos de comunicación pueden aparecer en el poema, pero como dijo García
Martín,
... ninguno de ellos define a la poesía. ¿Dónde
radica entonces la peculiaridad del fenómeno poético?. Simplemente en la
intención del autor de hacer un poema y en la correspondiente intención por
parte del lector de leer un poema6.
Y Gil de
Biedma publica en 1974 su Diario del artista seriamente enfermo7,
escrito en 1956. En este diario se refiere Gil de Biedma a las ideas de Bousoño
y define al poema como:
... una relación entre dos modos, muy especializados
y determinantes, que adoptan a veces los seres humanos: el modo de poeta, el
modo de lector. Es decir, que -la poesía no es lo que el poeta experimenta al
componer, eso es sólo “el material poético”; poesía sería “el poema en tanto
que asumido en la lectura8.
De acuerdo
con estos apuntes y sin pretender entrar en nuevas polémicas, puedo concluir
diciendo:
La poesía es
una emoción innata en el estado del ánimo que mediante un previo conocimiento
(de personas, lugares, noticias, anécdotas, etc.), se comienza a hacer o
escribir comulgando con ideas o pensamientos y que el poeta transcribe
desde su propia experiencia e intimidad. Este conocimiento y comunión,
el poeta necesita comunicarlo, estableciéndose una alianza con el
posible lector que lo emociona e identifica objetivamente y llegando así
a un serio compromiso por parte del poeta. La poesía es, y
siguiendo este orden: conocimiento, comunión, transcripción, comunicación,
emoción y finalmente compromiso.
Para terminar
y dando un salto en el tiempo, cito a Santa Teresa:
Vivo sin vivir en mí / y tan alta vida espero / que
muero porque no muero.
En uno de
mis versos, me atrevo a corregir a la Santa diciendo: pero vivo viviendo en
mí, metáfora del compromiso adquirido con la realidad; el poeta está en
sus cabales, nunca loco ni subido en la luna, como tantas veces estamos
hartos de oír. Todos somos poetas, porque (y aquí coincido con Santa Teresa)
todos sufrimos, nos emocionamos y moriremos para quedar en la memoria de
alguien.
Y para finalizar, transcribo una estrofa de un poema9 donde escribí lo que yo entiendo por Poesía:
Poesía es tener la misma vida
en vilo
a base de engranar palabras
puzzles,
es volar sobre un cielo más
amplio
donde la verdad libere a los
hombres.
Plasencia, abril de 1996
© Cosme López García
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