Nocturno y lluvia

Nocturno y lluvia. (Paisaje urbano. Óleo sobre lienzo. Cosme López García).

viernes, 7 de marzo de 2014

DESOLACIÓN DE UNA REALIDAD CONVULSA EN LA POESÍA DE JOSÉ MANUEL VIVAS*

Cuerpo en ruinas.
José Manuel Vivas Hernández
Poesía, 73 páginas, 10,00 €.

Editorial Herákleion, 2013.
     ESCRIBIR Poesía, es una tarea muy noble porque exige dejar en el papel en blanco, todos los sentimientos del autor y llevarlos al máximo exponente. Por este motivo, la Poesía nos emociona con su lectura en un acto de comunión con el poeta, nos comunica su conocimiento y compromiso con el ser humano y con la propia Poesía. Y siempre con la palabra rodeada de palabras, casándolas en armonía y ritmo, musicalizando las estrofas conseguidas por las llamadas musas e inspiración, hasta resultar placentera su lectura, su recitación o puesta en escena. Tanta belleza lírica, sólo puede ofrecerse en el llamado género literario por excelencia, es decir, la Poesía.

          Si es difícil ser reconocido como escritor, aún más los es como poeta. Sin embargo, cuando a base de esfuerzo, diariamente, se lee todo lo posible, se escribe todo lo necesario y se estudia todo lo desconocido, sin duda, se llega a ser ese poeta que consideramos. En el mundo actual de consumismo insaciable que vivimos, leer o escuchar a un poeta, resulta como poco, placentero.

          Y ahí está José Manuel Vivas Hernández, residente en Badajoz, vocal de Literatura del Ateneo de esa capital y miembro de la tertulia Página 72, diseñador de páginas web y asiduo en las redes sociales, donde podemos leer parte de su obra que él mismo cuelga; nuevas tecnologías que hoy son tan necesarias, además de escribir y sobre todo, escribir Poesía. Y si hemos hablado de reconocimiento, la mejor manera sería otorgando premios al poeta que lo merezca, tanto por su experiencia, como por su calidad. Así, José Manuel Vivas, obtuvo el Premio Adolfo Vargas Cienfuegos de Poesía, por Los bordes del abismo (1998), publicado en Univérsitas Editorial (Badajoz, 1999); Premio Valbón de Poesía, por En las lindes quebradas de la memoria (2003); Finalista Premio José de Espronceda, por Vertical oscuro (2004); Accésit Premio Ruta de la Plata de Cáceres, por Olvídate de Ítaca (2004), editado en Glauco-Nuevas Letras (Badajoz, 2006); Finalista del Premio de Poesía Ciudad de Loja (Granada), por Algo que nos salve de todo rubor (2005), publicado en Colección Proemio Seis (Granada 2006); Tercer Premio “V Certamen de Poesía Social Julia Guerra” de Algeciras, por Breve tratado de la tristeza (2012); y Segundo Premio en el IV Día Internacional de la Poesía de Segovia, por Crucigramas (2013). Dicho lo cual, no hay año que no se haya llevado algún galardón. Tiene además, otros dos libros que vieron la luz: Breve catálogo de insectos y otros seres menudos, Bubok (Madrid 2008) y Crónicas del vértigo, Edelibros (Badajoz 2009. Beca a la creación literaria de la Junta de Extremadura).

        Y con este amplio currrículum y la publicación de Cuerpo en ruinas (Primera edición, diciembre de 2013) por la editorial Heákleion, llegamos hasta la fecha a la docena de obras producidas por José Manuel Vivas y que han visto la luz en la plaza pública de la Literatura. Se trata de un libro que, físicamente, es una delicia al tacto, gracias al indudable esmero que Ulzama Gráficas ha puesto en la impresión, como también nos resulta muy agradable el diseño editorial, gracias al trabajo de Imcrea que, desde Olivenza (Badajoz), hace posible libros tan perfectos. Portada y contraportada en cartoné satinado de color gris ultra claro y con solapas del mismo tamaño en naranja intenso con un gran semicírculo blanco. Decir que la imagen de dos cremalleras cerradas (una vertical en portada y otra horizontal en contraportada), hacen el efecto de un poema visual y que sugieren al lector esa decadencia humana que supone un cuerpo en ruinas, al quedar desnudos, simplemente con tan solo una cremallera metálica de un jersey o un pantalón. La verticalidad señalada por la cremallera de portada, vendría a significar la edad del ser humano puesto en pie, con una ligera inclinación hacia la horizontalidad total de la cremallera de la contraportada, a modo de caída contra el suelo, el ocaso del hombre antes verticalizado. En realidad, la cremallera es la misma, quizás sea la metáfora quien se despliegue en dos: la vida y la muerte. Todo este diseño tan original, es ocurrencia del propio autor.  

        Tuvimos el honor de asistir a su presentación el pasado viernes 14 de febrero, día tan señalado en el amor. Corrió a cargo de la poeta Milagrosa Ortega y el acto estuvo amenizado con música y canciones del joven cantautor Ismael Regalado, ahora integrante del grupo AlturaCero.

          Adentrándonos ahora en el contenido poético de este volumen, lo primero que nos llama la atención, es la dedicatoria, pues en lugar de estar al principio del libro, como era de esperar, la encontramos al final, justo antes del índice, concretamente en la pág. 71, y dice así: A mi madre y a mi padre en donde resida su ausencia. Palabras que, tal vez nuestro poeta, haya querido colocar al final, precisamente por esa ausencia de sus padres, para que después del último poema, quede la huella de sus ascendentes directos.

        Como decíamos, justo después de la dedicatoria, leemos en el índice que José Manuel divide el libro en cuatro partes: Prolegómenos, Persistencia de lo cotidiano, Sin retorno y La luz de los agujeros negros.

      Dos citas nos abren las puertas del libro. La primera de ellas, del escritor, poeta y ensayista natural de Valencia, nacionalizado mexicano y fallecido hace un par de años, Tomás Segovia, es quien sugiere a Vivas el título de este libro, pues en esta cita, está implícito ese cuerpo en ruinas que todos, más tarde o más temprano, habitamos. En cuanto a la segunda cita, del narrador, poeta, traductor, bloguero y columnista hispano-argentino, Andrés Neuman, leemos que La juventud no acaba con la edad / sino con la certeza de algún daño. Nuevamente nos encontramos con esa evidencia que el hombre lleva consigo desde el mismo momento de nacer: estar expuesto al deterioro, accidente, enfermedad, etc. Cita que a José Manuel le sirve como prólogo, exordio o entrada a la obra que reseñamos.

         En el primer poema, El curioso caso de Benjamín Button, film protagonizado por el actor Brad Pitt, se nos presenta la senectud desde el mismo momento de nacer, ... / ...con la arrugada piel de los moribundos... / ...con los inútiles arrebatos del hambre..., (pág. 11).

         El siguiente poema, es el que presta su título al libro, Cuerpo en ruinas.

       Los poemas van sucediendo como si de lamentos se tratase, la congoja que suscita el propio hecho de existir, ... / ...el silencio más absoluto... / ... y ... / ...el dolor y penumbra... / ... que supone la ausencia de los seres queridos, porque ya no están aquí. (Pág. 38, poema El dolor).

       Ese camino del dolor, fluye como el agua de un río, anegando a veces los campos, las carreteras e incluso las ciudades, rompiendo todo lo que encuentra a su paso. Nuestro poeta se acuerda ahora de los poemas que él mismo ha roto y convoca a la papelera para, metafóricamente, ahogar allí sus estrofas. (Pág. 52, poema Papeles rotos). Y es también el agua, cuando antes era fina lluvia, ... / ...pertinaz llovizna de las tardes,... / ..., y ahora inunda el espacio habitado, cuando por ejemplo, / un aire atroz ha introducido la lluvia / en la habitación que compartimos... /...

       Está presente la tristeza como un fantasma, como una desolación y desaliento que el poeta Vivas ha reconocido pasar ante sus ojos, para llegar a la conclusión de que ... / ... Se puede morir de tristeza... / ... (Pág. 49, poema La tristeza).

        Tristeza que, por ejemplo, causan Los hospitales (poema de la pág. 48), esos edificios construidos para sanar, pero donde residen el dolor, la desolación, los puntos de sutura y los abisales desajustes que, según José Manuel, No los necesita ya este cuerpo / herido de agujas y fríos fonendoscopios... / ...

      Los Asilos (pág. 66), como los hospitales anteriores, también son residencias construidas, para alojar a los ancianos, en este caso. El poeta los ve como ... / ...celdas de hojalata,... / ... como una especie de ... / ...sala de espera / para moribundos... / ... Es por eso, por lo que no los aprueba, negándose en cada verso de este poema, a residir algún día en ellos.

     En el poema Desahucios (pág. 61), Vivas se pone en el lugar de un desahuciado para decir lo que piensa de este drama actual y que todos los días vemos en los telediarios. El poeta se compara con un ... / ...náufrago / sin tiempo ni memoria... / ... Y tal quijote desnortado, piensa que son dos los desahucios que recibe: ... / ... el de la casa por antigua y descuidada / el de mi cuerpo / además / por su ruina... / ... Sentimientos que también refleja en el poema La casa de la memoria (pág. 63), tan estrechamente relacionado con éste y donde se evoca la casa familiar, maltrecha por el paso del tiempo, con olor ... / ...a humedad... / ...a madera vieja... / ...

        Y más tristeza cabe en el poema Cementerio (pág. 41). Última estancia donde reposan los cuerpos destrozados. Es aquí donde el poeta conjetura visitar a una mujer, imaginado amor que yace en la supuesta tumba, el ... / ...descanso de tierra y oscuridad... / ... que entrevé a su amante, dirigiéndose a ella en primera persona, ... / ...en la porosa tristeza... / ... de soledad y ruinas... / ..., dejando unas ... / ...flores blancas... / ... en la lápida, justo cuando termina esa visita y este poema. El camposanto será un lugar frecuentado, como así confiesa José Manuel en el poema Piernas (pág. 28), aseverando que son ellas ... / ...a pesar del dolor y la herrumbre... / ... las que le llevan allí.

        La canción del grupo musical portugués Madredeus, Haja o que houver (Pase lo que pase), inspira a nuestro autor el poema del mismo título que esta balada (pág. 46). Podríamos decir que los versos son reflejo de la canción, pues en los dos casos –cantante y poeta– se mantienen desazonados, esperando el regreso de su amor perdido. En ambos temas, en realidad se canta a la esperanza.

        En el poema Noviembre (pág. 44), el poeta nuevamente recuerda a ese amor imaginado, porque ... / ...Nos conocimos en noviembre... / ... Se acuerda de los viajes que compartieron juntos en París y en Lisboa, donde escucharon los fados y los poemas de Fernando Pessoa, el poeta de los heterónimos. Y Vivas se sumerge en el mes de los crisantemos, en el mes de los difuntos, porque es su amor ilusionado y poetizado quien ... / ...se fue... / .. en silencio... / ...como de tristeza... / ... precisamante en ese mes, en el mismo que se conocieron. También será noviembre una metáfora del Fin del trayecto (poema de la pág. 68), como si de un viaje se tratara y ese mes fuera la última estación, llegar al destino para sumergirnos en ... / ...la más oscura de las soledades... / ...

       Seguirá ese amor ficticio y soñado en el poema Paraguas (pág. 30), objeto que le sirve de bastón y que algunas veces se olvida en cualquier banco o cafetería, incluso perdiéndose para siempre, en cuyo caso, el paraguas le recordará cada vez más a ella, aquel amor que estuvo y ya sólo es eso, recuerdo.

       Y para finalizar, todo acaba en el poema Cuerpo a tierra (pag.64), gran metáfora de la muerte, donde por fin descansará el cuerpo ruinoso que todos llevamos consigo. El poeta enumera distintas cosas que dejarán de hacerse cuando muera. Se imagina lo que pasará después: ... / ...sucederá la ceniza a la sangre ... / ...el silencio a la palabra ... / ...y el vacío de los agujeros negros... /...a este descalabro de carnes en fuga... / ...para siempre.

        Versos que nos han emocionado hasta el punto de saltarnos alguna lágrima y como suele decirse, ponernos la carne gallina, hechos que ocurren en muy contadas ocasiones. Es indudable la buena calidad de los poemas que componen esta obra formando un todo. Verso a verso, poema a poema que el autor ha ido casando con verdadero equilibrio, consiguiendo un resultado homogéneo. Al leer Cuerpo en ruinas, nos sentimos viajar junto al compañero José Manuel, en ese metafórico tren de la vida, donde habrá estaciones tanto para apearnos como para subirnos. Y esperemos que el viaje continúe por muchos años más, que la última estación esté lejana y que podamos ser pasajeros que disfrutan de tan excelente recorrido.

        No se puede decir tantas cosas tan bellamente dichas en versos libres de rima. Palabras y metáforas transparentes, genuinas del poeta José Manuel, elaboradas con el compromiso adquirido desde hace mucho tiempo. Por eso, con este libro, Vivas ha llegado a la madurez poética de toda su obra. Bienvenida sea y deseamos que, esa madurez, nos siga dando composiciones como ésta.

© Cosme López García
Badajoz, 07/marzo/2014

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      *A propósito de Cuerpo en Ruinas. Original de José Manuel Vivas Hernández. Último libro de Poesía publicado. Primera edición Herákleion, diciembre de 2013.

2 comentarios:

  1. Estimado amigo Cosme... Desconocía esta reseña con la que ahora me tropiezo (buscando otras cosas por la red). Y no quiero dejar de agradecerte el detalle y la concienzuda crítica literaria que me ha dejado, nuca mejor dicho, en ruinas (pero de asombro)... De veras... muchas gracias, aunque sea tarde... Con tu permiso la voy a poner en mi muro de Faceboock... muy orgulloso de tus palabras y de tu amistad... Un abrazo.

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