Nocturno y lluvia

Nocturno y lluvia. (Paisaje urbano. Óleo sobre lienzo. Cosme López García).

jueves, 20 de marzo de 2014

POETA TARRO: EL AMIGO DE "LA ESQUINA"


A Francisco Horrillo Pajuelo,
Tarro” del “Bar La Esquina”.

 POETA es quien tiene a la dignidad por bandera. El poeta, un ser delicado y dedicado a la contemplación, a disfrutar con la soledad del silencio, a vivir rodeado siempre de la palabra, el verso y la metáfora; a calibrar y equilibrar el Arte, amándolo, enamorándose de las cosas más sencillas..., el poeta al que alguna vez le llamaromaldito y extravagante. Este “bicho raro” harto de patear calles y doblar esquinas, el vate, el bardo, el rapsoda, el trovador, el lírico, el juglar, el rimador..., nunca es subido en la luna, sino que fue a por ella y la trajo aquí para guardarla en sus bolsillos y regalarnos un trozo cada vez que nos habla.

       ¡Ah! el poeta... el hombre hecho y derecho que no quiere abandonar al niño que lleva dentro. Poeta con el sentimiento a flor de piel, proclive al llanto pero asimismo, a la sonrisa necesaria; poeta en un mundo consumista que le utiliza y le difama; poeta en las prisas de la cotidianidad, poeta con sus recuerdos de infancia y adolescencia a cuestas, con la memoria hecha jirones a base de tanto amar y tantas amistades a través del tiempo, el imparable transcurrir de las horas. Poeta que nos cuenta la vida como un cuento y la muerte como una mordedura. Y nos emociona y nos comunica y señala con el dedo preguntándose por qué se roba, por qué se hiere al propio hermano y por qué se asesina a la gente buena.

El poeta con su modo de expresión, su lenguaje particular, incluso se atreve a inventar palabras o a departir en otro idioma y a recitar versos, escribiendo diariamente su diario íntimo, pero sin llave, como una Caja de Pandora abierta en la complicidad manifiesta.

Por todo ello, el amigo Tarro, es Poeta con palabras de honor, caballero de la bohemia ebrio de sentimiento y magia. Este es el Poeta detrás de la barra, entre whiskys y refrescos, cervezas y cafés. El artista enamorado de la esencia que los pequeños objetos transmiten a través de su antigüedad. Tarro de viñas viejas metidas en la bota de cuero y escanciada muy despacio en nuestras gargantas. Tarro de miel como una medicina que nos cura de tanta infamia, hipocresía e injusticia. Tarro de sueños para volar muy alto. Tarro de conocimiento y sabiduría de tanto bregar por la vida. Tarro de suero que sacia la sed de los hombres. Tarro de barro lleno de bondad extendida a lo largo de los años. Tarro de sublime amor sobre los hombros. Y Tarro de excelsa bonhomía perseverante.

Hoy va por ti, Maestro, este sencillo homenaje que te debo y que te entrega mi corazón con amistad de humilde poema.


© Cosme López García
Enero de 2014

TU SONRISA ME HACE LIBRE

Niña de la selva amazónica

Tu sonrisa me hace libre y cómplice en el camino que seguimos.

Caminar quisiera de tu mano alrededor de arboledas y selvas,
donde el azul de la Poesía inspire tanto versos como amor desearía.

Es hora de juntar nuestras manos para arropar sin fronteras
las canciones traídas por la lluvia de muchas estrellas,
los mejores juguetes para ti, porque con tu mirada de niña
conviertes como por arte de magia, el poderío de una tormenta
en la eternidad de un dulce sueño de reinas y princesas.

Tu sonrisa me hace libre y espectador en la alegría de alga.

En esta comunión yo te bautizo en el nombre de la Poesía
y te columpias así en las estrofas a la altura de tanta belleza,
y te nombro embajadora lírica de la metáfora y la rima,
y te doy mis sentires con todas las cuerdas que tiene este Arpa.

Me quedo con un trozo de tu felicidad que alimente a la mía,
con la mitad de tu sonrisa para que puedan vivir las hadas,
con toda la soledad desterrada de tu tierra y de tu vida,
y también quisiera, para quitarme la sed, beber un poco de tu agua.

Tu sonrisa me hace libre en la certeza de que ahora soy un hombre.

Y tengo la fuerza de un ejército de sagitarios para cantar contigo
La Canción del Pirata que un día el poeta Espronceda cantara.
Estoy a tu lado y siempre estaré ante la vista de tus ojos negros,
en la frondosidad del fondo de tu rostro donde está la catarata,
cerca de una luna entera azul por la infinita y madre Naturaleza.

Estoy aquí contigo para decirte que te quiero con toda mi alma,
aquí vivo junto a tu destino que es el mío propio y el de todo el planeta,
para decirte que a pesar de estar tan lejos, no existirá distancia
porque tú y yo estamos ya enraizados y cada vez más cerca.

Tu sonrisa me hace libre y rendido quedo ante tu fortaleza.

  
© Cosme López García

Badajoz, diciembre de 2011

UN AMOR VERDADERO



             






(A mi primo Miguel el de “La Manolita”,
a su mujer Antonia “La Molana”
y a sus hijas Manuela y Leonor)


       YA sabemos que hay amores que matan: en ello estuvieron personajes históricos como Cleopatra y Marco Antonio, protagonistas de ficción shakesperianos como Romeo y Julieta y galanes románticos como José de Espronceda y su querida Teresa Mancha, a quien tuvo que raptar de las garras de un marido que le doblaba en edad, rapto del que pudieron disfrutar brevemente, pues poco tiempo después, murió Teresa de tuberculosis. Los dos estuvieron enamorados desde adolescentes, pero por circunstancias de la época –España se encontraba en guerra con los franceses y había mucha miseria–, motivos que llevaron a Teresa a casarse con un comerciante español de cierta fortuna que residía en Londres y así, ni Teresa ni aquel marido, pasaron estrecheces. En fin, amores que matan, como decía al principio, pero morir por amor, ¿no es una heroicidad? Volvamos a Espronceda y obtendremos la respuesta en una de sus muchas composiciones en octavas reales y que tituló “Canto a Teresa”, inspirado tras la muerte de su amor. He aquí una pequeña estrofa de este poema largo:

¿Quién pensara jamás, Teresa mía,
que fuera eterno manantial de llanto,
tanto inocente amor, tanta alegría,
tantas delicias y delirio tanto?
¿Quién pensara jamás llegase un día
en que perdido el celestial encanto
y caída la venda de los ojos,
cuanto diera placer causara enojos?

            El amor, el amor... No existe nada más hermoso en esta vida. El verdadero amor que se da sin esperar nada a cambio, el que se entrega sin preguntar, el que se ofrece con la flecha de la libertad y con la misma es correspondido. La pasión que surge y se mantiene para siempre, como esa llama de la vela que tantas veces hemos comparado. La vela que no se apaga, únicamente al morir.

            Y el amor verdadero es todo eso y mucho más. Es estar al lado de quien amas aunque sea en los momentos más duros. Es cuidar hasta el más mínimo desasosiego que haya hecho mella en el enamorado o enamorada, es incluso, llorar a escondidas para no desalentarle y sacar fuerzas para poder sonreírle en su presencia y así ofrecerle la alegría de vivir, alentando y subiendo el ánimo, porque todo eso es la mejor medicina. Sí, el amor lo cura todo. La fuerza del amor verdadero, si es necesario, mueve montañas para llegar a donde exista el más mínimo problema que pueda poner en peligro la estabilidad de ese enamoramiento.

            Escribo por experiencia propia. Porque he observado en mis semejantes esa fuerza descomunal del amor a la que he hecho referencia. Lo he visto con mis propios ojos y lo he sentido con mi propio corazón, casi siempre en muchos hospitales a los que no dejo de asistir, por desgracia. Suelen ser casos clínicos de enfermedades o dolencias de las que ninguno estamos exentos, situaciones de auténtica gravedad, donde en un quirófano se trata de volver a nacer o, simplemente morir.


            Y como ejemplo de lo que digo, quiero anotar ahora el último hecho que me ha vuelto a demostrar que el amor verdadero existe. Y ha ocurrido en mi entorno familiar, no hace mucho tiempo. Ocurrió al final del mes de mayo y principio de junio. Mi primo Miguel Ruiz García, tiene un corazón de oro, metafóricamente hablando. Un hombre honrado, afable y cortés, un romántico de los que hoy apenas se encuentran, un hombre que es, en el buen sentido de la palabra, bueno, como dejó escrito el poeta Antonio Machado en su “Autorretrato”. Sin embargo, este corazón de oro fue debilitándose con los años, se iba cansando de tanto latir, pero nunca de amar. Todos los motores se desgastan con el tiempo y necesitan un engrase, una reparación, un repuesto... Y a mi primo Miguel le trasladaron del Hospital comarcal de Don Benito al Hospital de Badajoz y de cuyo nombre no quiero acordarme, dicho quijotescamente. Y digo bien, sólo me refiero al nombre de ese Hospital, no a los auténticos profesionales que allí trabajan, pues entre todos, han devuelto a mi primo las ganas de vivir, que es tanto como decir, devolverle la vida. Y no sólo agradecemos a esos profesionales que
lo han hecho posible, también gracias a la alta tecnología que hoy gozamos, pero ahora me falta por nombrar lo más importante y que es el hecho esencial por el que Miguel sigue hoy a nuestro lado. Y ese hecho esencial es, cómo no, EL AMOR. Ese amor que estuvo horas, días y varias semanas sin dormir, pero en cambio, sin desfallecer, con la esperanza puesta en los médicos y rezando a nuestra Virgen de Piedraescrita. El amor verdadero ofrecido por su querida Antonia “La Molana”, por sus hijas Manuela y Leo, por sus hermanos Juan “El Palomo” –yo me lo guiso, yo me lo como–, e Inés. Y más amor y apoyo, todo el que poseíamos y pudimos aportar los demás familiares y amigos.


            A mi primo Miguel, le abrieron en canal, le cortaron varios trozos largos de arterias que estaban en su pierna izquierda y se las cosieron empalmando con la aorta principal del corazón. Una intervención quirúrgica que vale por dos, pues pasadas más de 5 horas en uno de los quirófanos de aquel Hospital que no quise ni quiero nombrar. Una larga operación de doble bypass coronario para mi primo. Y después de tantísima gravedad, aquello del bypass (qué palabro tan anglosajón) ahora nos suena como si se tratara de beberse un wisqui doble, vaya. Una semana más en Cuidados Intensivos y de aquí pa casa, a Campanario, a cuiadarse Miguel, y a cuidar tú también de quien tanto te quiere, de tu esposa, que está y estará siempre a tu lado y es una mujer como la copa de un pino. Entre los dos habéis formado una familia formidable, y válgame el juego de las efes, pues por algo es la Fe la que mueve esas montañas que antes señalé. Vuestras hijas con sus maridos y vuestras nietas, serán siempre montañas de besos, abrazos y amor.

            Miguel, quiero decirte para terminar, que tu corazón seguirá siendo de oro por muchos años más y que, gracias a ello, muchas personas de tu entorno serán plenamente felices.

            Y a ti, Antonia, sé que tu amor es ilimitado y gracias también a eso, todos los que te rodeen podrán sentirse como en casa y orgullosos de tener una madre y una abuela ejemplar.

            Mi abrazo tendido y alargado para todos vosotros.


Badajoz, junio de 2013
© Cosme López García



miércoles, 19 de marzo de 2014

LA MANCHA NEGRA. TODOS SOMOS CULPABLES

Portada de la Novela ganadora:
         "La mancha negra"
           de Manuel Sánchez Dalama.

TUVO lugar la presentación de esta obra en Badajoz (13 de mayo de 2011) cuyo ayuntamiento organizó la Feria del Libro en su XXX edición y con todo lujo de atenciones e infraestructura a que nos tiene acostumbrados en este tipo de acontecimientos culturales. Estuvo a cargo del profesor y académico de Extremadura, Manuel Pecellín Lancharro, quien a su vez, fue uno de los miembros del jurado que otorgó el XIV Premio de Novela Ciudad de Badajoz, aunque confesara públicamente en la misma presentación, no votar en su día la candidatura de este relato escrito por Manuel Sánchez Dalama, autor nacido en Cuba (1951), con nacionalidad española, residente en Vigo desde hace años y novelista independiente de reconocido prestigio desde sus anteriores novelas: Peces rojos en la lluvia (2004) y Hasta el fin del mundo (2009).

Estamos ante una obra merecedora del premio aludido, escrita desde el compromiso social-literario. Muy cuidada la publicación por parte de la editora valenciana Algaida, que no ha escatimado esfuerzos al aportar un tratamiento exquisito en el resultado final, así como una atenta vigilancia al texto, donde no hemos encontrado una sola errata, tanto de ortografía como tipográfica. La encuadernación está hecha en cartoné con lujosa portada y sobrecubierta en pliego satinado de alta calidad que nuevamente reproduce un montaje de auténtico y sugerente diseño fotográfico: un revólver ocupa el primer plano sobre el mar embravecido rompiendo el oleaje contra las piedras de la costa, a lo lejos el “Prestige” sobre un cielo gris de fondo y una gran mancha negra diluyendo desde la parte superior del conjunto, como si de sangre se tratara. Todo ello es de agradecer, facilitando en buena medida, el gozo visual, un atractivo tacto y, por supuesto, la lectura.

Sánchez Dalama, ganador del
certamen (izquierda) y el autor
de esta reseña (derecha).
            Comienza Dalama dedicando la historia que aquí reseñamos: En memoria de Manfred Gnädinger, el alemán de Camelle y excéntrico personaje que fue víctima y culpable del naufragio del petrolero “Prestige”, ocurrido el 13 de noviembre de 2003. El mismo autor, al inicio del prefacio, nos hace la advertencia de que Cualquier parecido entre los sucesos narrados en esta novela y la realidad pueden ser el resultado de una nueva coincidencia. Sin embargo, la realidad está ahí, mas siendo inalterable, siempre supera a la ficción, como suele decirse y, en esta novela, hay mucho contenido que, efectivamente, coincide con los hechos ocurridos en relación al hundimiento del “Prestige” frente a las costas de Galicia, si bien, las circunstancias que rodearon ese naufragio, quedan entreveradas con una historia de amistad, venganza y narcotráfico (tal como se apunta en la solapa de contraportada), donde otro personaje creado por nuestro autor, también es víctima y culpable a la vez de ser víctima: Ángel –un policía corrupto– que naufraga, metafóricamente en este caso, no sólo en su matrimonio con Cristina, sino por añadidura, en su trabajo y relaciones humanas, luchando para sobrevivir en una sociedad tan aciaga y por buscar el verdadero sentido de la vida a las mismas puertas de la muerte, siguiendo la nota de la solapa antes referida.

            Encabeza el relato la voz en primera persona de un niño de once años y habitante de Camelle, el pequeño pueblo de pescadores en la llamada “Costa da Morte” de La Coruña, donde arrecia la mar brava y los perceberos reciben la furia del oleaje al ser golpeados contra las rocas de una manera constante. Así queda reflejado en la portada y sobrecubierta, anteriormente comentadas.

            Manuel Sánchez, ha construido dos historias que sabiamente urdió para acoplarlas en la coherencia de una sola, jugando con los capítulos que alterna y que, por otra parte, se leen con suma facilidad al ser breves (entre cinco y diez páginas generalmente). Historias personales que penetran en el lector para revolver con revólver (valga el juego de palabras) y arañar en las conciencias, para remitir una denuncia y hacer una especie de lavado en los entresijos del cerebro, el verdadero responsable de los naufragios, los accidentes que, en mayor o menor medida, todos sufrimos o sufriremos. Corresponde a la Justicia castigar al culpable material, aunque en muchas ocasiones, sea difícil encontrar ese culpable o, aún siéndolo, resulte inocente de los cargos imputados por falta de pruebas o cualquier otra circunstancia que aporte algún atenuante.  En el caso del  “Prestige”  y que nos ocupa, cuando en un futuro se celebre el juicio por las toneladas de petróleo vertidas al mar y en consecuencia, el enorme impacto contra el medio ambiente de la gran “mancha negra”, así como el inmenso gasto económico que supuso limpiar las playas del chapapote, habrán pasado años –se ha cruzado el umbral de una década– para hacer responsable al griego Apóstolos Mantouras, Capitán del barco y quien tendrá 70 años de edad –si no los ha cumplido ya–. Y la Justicia siempre exime condenar a un anciano. Por todo ello, es la misma sociedad la culpable. Todos tenemos un cierto grado de responsabilidad en los acontecimientos que suceden y afectan a la sociedad. Nadie es inocente, como bien dice José Javier Abasolo, son las distintas condiciones humanas las que velan porque así sea. Por este motivo, el policía corrupto de nuestra novela, no es el único culpable de la ruptura de su matrimonio, pues su hasta entonces esposa, no hizo nada por favorecer la convivencia, ella únicamente se preocupaba por su aspecto físico, estatus social y ascenso en su trabajo.

La mancha negra, título ilustrativo y sugerente, nos enclaustra y nos sugiere un doble sentido: por una parte, cataloga tema y estilo como novela negra con reminiscencias del Pepe Carvallo de Vázquez Montalbán y, en el otro sentido, interpretamos esa mancha tan oscura, como el mismo petróleo derramado y flotando en el agua.

Manuel Sánchez Dalama, sobresaliente contador de historias, ha hecho posible la transformación de unos hechos reales, a la realidad de la alta Literatura. Enhorabuena para él y para todos sus lectores.

Badajoz, junio de 2011
© Cosme López García

jueves, 13 de marzo de 2014

¿QUÉ ES POESÍA? Algunas definiciones y polémica en torno al fenómeno poético1

EL Diccionario de la Real Academia2 nos la define así en sus siete acepciones:

1) Exposición artística de la belleza por medio de la palabra sujeta a la medida y cadencia. 2) Arte de componer obras. 3) Género de producciones del entendimiento, cuyo fin es expresar lo bello por medio del lenguaje. 4) Cualquiera de las distintas especies o variedades de los géneros: lírico, épico, dramático, bucólico, religioso y profano. 5) Conjunto de cualidades (fuerza de invención, arrebato, originalidad y osadía, sensibilidad, elevación o gracia, riqueza y novedad de expresión, encanto, etc.) que deben caracterizar el fondo de este género de producciones independientemente de la forma, o sea del lenguaje. 6) Obra o composición en verso. 7) Cierto encanto indefinible que halaga y suspende, conmueve y deleita el ánimo.

Si es difícil definir cualquier tipo de emoción, no menos cierto que también lo es dar con una sola respuesta que sea unánime ante la pregunta que nos hemos formulado.

Gustavo Adolfo Bécquer, en la Rima XXI definió a la poesía desde una mirada amorosa cuando en sus versos escribió:

¿Qué es poesía? dices mientras clavas / en mi pupila tu pupila azul. / ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? / ¡Poesía... eres tú!

Posteriormente, Gerardo Diego, en un poema de su libro La Sorpresa y que tituló Celos, haciendo uso de los versos de Bécquer, desarrolló esta respuesta cuando dijo:

Poesía no eres tú. / Sois tú y tú, las dos distintas. / Os llevo una a cada lado. / No tengáis celos, mis vidas.

Es decir, para Gerardo Diego, la poesía no sólo es el amor que profesa a su esposa, sino que también es la propia poesía (metapoesía), a ambas quiere y les pide que no tengan celos la una de la otra.

Precisamente fue Gerardo Diego, uno de los poetas que más se preocupó por el fenómeno poético. Famosas son sus nueve definiciones de la Poesía:

En conferencias, artículos y libros he expuesto con alguna prolijidad mis creencias poéticas de ayer y de hoy. Aquí me limito a reunir nueve definiciones mías de la Poesía, una para cada musa:
1.- La Poesía es el sí y el no: el sí en ella y el no en nosotros. El que prescinda de ella -el del qué sé yo- vive entregado a todo linaje de sustitutivos y supercherías, al demonio de la Literatura, que es sólo el rebelde y sucio ángel caído de la Poesía.
2.- La Poesía es la encrucijada del Norte/Sur = Imaginación/ Inteligencia, con el Este/Oeste = Sensibilidad/Amor.
3.- La Poesía no es álgebra. Es aritmética, aritmética pura. El álgebra es la Filosofía. La Literatura es todo lo más aritmética aplicada, aritmética mercantil, contabilidad.
4.- La Poesía es la creación por la palabra mediante la oración, la efusión amorosa, la libre invención imaginativa o el pensamiento metafísico.
5.- La Poesía biográficamente tiene su Principio de Arquímedes, que dice: “Poesía es el volumen de anhelo espiritual que automáticamente ocupa el espacio desalojado por un volumen equivalente –casi un alma entera– de pasión humana concreta”.
6.- La Poesía es la luminosa sombra divina del hombre. Sin él no existiría, y, sin embargo, le precede y en cierto modo le causa.
7.- La Poesía hace el relámpago, y el poeta se queda con el trueno atónito en las manos, su sonoro poema deslumbrado.
8.- La Poesía existe para el poeta en todas partes, excepto en sus propios versos. Es la invisible perseguida que llega siempre demasiado pronto a la cita. En todo poema “ha estado” la Poesía, pero ya no está. Sentimos el calor reciente de su ausencia y el modelado tibio de su carne desnuda.
9.- Creer lo que no vimos, dicen que es la Fe. Crear lo que nunca veremos, esto es la Poesía3.

Todos sabemos que para Gabriel Celaya y para muchos, la poesía es un arma cargada de futuro; y la palabra arma nos conduce al término lucha. La poesía social que cultivaron tantos poetas con la intención de denunciar las injusticias del hombre contra el hombre: las guerras y sus consecuencias (hambre y miseria). La poesía social que tanta polémica tuvo en su día, debido a su confusión con la poesía política, pues esta última sólo miraba intereses de partido mediante simples documentos panfletarios y que generó una batalla por dar una nueva definición a la poesía.

Se habló de una ecuación: ¿Poesía = Comunicación?

En 1958, Enrique Badosa publica su ensayo Primero hablemos de Júpiter / La Poesía como medio de conocimiento en la Revista Papeles de Son Armadans. Generalmente, el arte para Badosa,

... es un medio de conocimiento y niega reiteradamente la participación del poeta en toda posible comunicación, ya que nadie puede comunicar lo que ignora.

Discrepa Badosa de una conocida frase de Dámaso Alonso, que a su vez no está de acuerdo con la primera y tercera acepciones del Diccionario y que antes apunté:

La poesía no tiene como fin la belleza, aunque muchas veces la busque y la asedie, sino la emoción.

En la primera edición de Teoría de la expresión poética, daba Carlos Bousoño la siguiente definición de poesía:

Poesía es ante todo comunicación. Designamos con el nombre de acto lírico a la transmisión puramente verbal de una compleja realidad anímica (unión de lo conceptual, lo afectivo y lo sensóreo), previamente conocida por el espíritu como formando un todo, una síntesis a la que se añade, secundariamente, una cierta dosis de placer. La variada proporción de los elementos que integran ese todo es lo que singulariza el habla de cada poeta. La poesía es así, en su primera etapa, un acto de conocimiento (conocimiento de lo singular psíquico por medio de la fantasía) y en su etapa postrera, un acto de comunicación, a través del cual ese conocimiento se manifiesta a los demás hombres4.

Carlos Barral se opuso al anterior concepto de Bousoño desde su artículo Poesía no es comunicación, publicado al año siguiente en la Revista Laye.
También discrepa Badosa, alegando que no se establece una comunicación entre el poema y el lector, sino una comunión. Quizás pueda interpretarse desde un sentido religioso o espiritual, teniendo en cuenta que el poema, de alguna manera, coincide en ideas o sentimientos con los del lector.

En 1986, apuntó el poeta y crítico José Luis García Martín en su libro La segunda generación poética de posguerra, los tres tipos de comunicación que, según reflexiones de Jaime Gil de Biedma, pueden darse:

La “transmisión”, donde el poema se limita a transmitir las emociones de un hombre concreto; “comunicación inconsciente”, donde el poema es algo más que un medio de transmisión, el ejemplo más notable está en los surrealistas; y la “autocomunicación”, subjetividad que utiliza el propio poeta para construir el poema con la intención de comunicarse él mismo5.

Estos tres tipos de comunicación pueden aparecer en el poema, pero como dijo García Martín,

... ninguno de ellos define a la poesía. ¿Dónde radica entonces la peculiaridad del fenómeno poético?. Simplemente en la intención del autor de hacer un poema y en la correspondiente intención por parte del lector de leer un poema6.

Y Gil de Biedma publica en 1974 su Diario del artista seriamente enfermo7, escrito en 1956. En este diario se refiere Gil de Biedma a las ideas de Bousoño y define al poema como:

... una relación entre dos modos, muy especializados y determinantes, que adoptan a veces los seres humanos: el modo de poeta, el modo de lector. Es decir, que -la poesía no es lo que el poeta experimenta al componer, eso es sólo “el material poético”; poesía sería “el poema en tanto que asumido en la lectura8.

De acuerdo con estos apuntes y sin pretender entrar en nuevas polémicas, puedo concluir diciendo:

La poesía es una emoción innata en el estado del ánimo que mediante un previo conocimiento (de personas, lugares, noticias, anécdotas, etc.), se comienza a hacer o escribir comulgando con ideas o pensamientos y que el poeta transcribe desde su propia experiencia e intimidad. Este conocimiento y comunión, el poeta necesita comunicarlo, estableciéndose una alianza con el posible lector que lo emociona e identifica objetivamente y llegando así a un serio compromiso por parte del poeta. La poesía es, y siguiendo este orden: conocimiento, comunión, transcripción, comunicación, emoción y finalmente compromiso.
Para terminar y dando un salto en el tiempo, cito a Santa Teresa:

Vivo sin vivir en mí / y tan alta vida espero / que muero porque no muero.

En uno de mis versos, me atrevo a corregir a la Santa diciendo: pero vivo viviendo en mí, metáfora del compromiso adquirido con la realidad; el poeta está en sus cabales, nunca loco ni subido en la luna, como tantas veces estamos hartos de oír. Todos somos poetas, porque (y aquí coincido con Santa Teresa) todos sufrimos, nos emocionamos y moriremos para quedar en la memoria de alguien.

Y para finalizar, transcribo una estrofa de un poema9 donde escribí lo que yo entiendo por Poesía:

Poesía es tener la misma vida en vilo
a base de engranar palabras puzzles,
es volar sobre un cielo más amplio
donde la verdad libere a los hombres.

Plasencia, abril de 1996
© Cosme López García

1Comunicación leída en el VII Congreso de Escritores Extremeños, celebrado en Plasencia el 19 y 20 de Abril de 1996.
2Definiciones según el Diccionario Enciclopédico Ilustrado Sopena. Editorial Ramón Sopena, Barcelona 1997, tomo IV, página 3379.
3Poesía española contemporánea (1901-1934). Antología por Gerardo Diego. Taurus Ediciones, Madrid 1983.
4Carlos Bousoño: Teoría de la expresión poética. Primera Edición, página 22.
5José Luis García Martín: La segunda generación poética de posguerra. Excma. Diputación de Badajoz, 1986, páginas 75 y 76.
6José Luis García Martín: La segunda generación poética de posguerra, página 77.
7Jaime Gil de Biedma: Diario del artista seriamente enfermo. Barcelona, Lumen, 1974.
8José Luis García Martín: La segunda generación poética de posguerra, página 77.
9Cosme López García: Cartas para el recuerdo y tardes de otoño. Badajoz 1994, página 76. El poema se titula Poesía viva y está dedicado a Miguel A. López de Bayas y María A. Alcántara Gijón.

RECORDANDO LA VICTORIA DE LOS POETAS EN EL GRAN CAFÉ


     ME pide el entrañable amigo Juan Antonio, que colabore para esta Revista del Casco Antiguo de Badajoz, con algún artículo o escrito y, como no puedo negarme a tan noble tarea, me pongo manos a la obra, como a Juan le contesté.

Pienso que nada mejor que recordar aquellas palabras que escribí en su día(1) y que sirvieron para presentar el libro antológico de aquella temporada(2).

Antes de empezar, creo que todos deberíamos agradecer a dos personas esta iniciativa tan importante dentro del mundo cultural de nuestra ciudad y que, poco a poco, va trascendiendo los límites de la región. Esas dos personas son, por una lado Juan Antonio Méndez, coordinador de todo y quien tuvo la maravillosa idea de estos recitales con tertulia(3) y, por otro lado, Miguel Ángel Moreno, que nos presta este maravilloso local todos los jueves y encima costea la edición de los cuadernillos, así como la publicación de este libro, el anterior y todos los que en años venideros se sucedan.

Poetas Grandes en el Café. La Gran Victoria de la Poesía en Badajoz. Poetas del Gran Café Victoria. ¡Se puede decir de tantas maneras! Por este acogedor escenario, hemos ido desfilando uno a uno, en otras ocasiones todos a la vez. Cada cual con su estilo y original modo de escribir y de leer. Algunos más nerviosos, otros muy serenos. Poetas malhablados y díscolos, poetas refinados, cultos o sibaritas, poetas que escriben muy bien o un poco peor, De todo hay en la viña del Señor, como dice el refrán, pero eso sí, todos, absolutamente todos, han, hemos, entregado un poco de nuestro tiempo, de nuestra vida; estamos aquí compartiendo nuestros problemas y nuestras alegrías y nos sentimos muy felices, porque aquí tenemos un sitio donde estar, entre amigos siempre, aunque alguna vez se discuta, eso es señal de que estamos vivos. Y nos alegramos cuando, por ejemplo, algún compañero publica un libro, al que le damos la enhorabuena e incluso se lo presentamos aquí o donde haga falta. Entre amigos nunca habrá rencillas o envidias que siempre son malas consejeras en la plaza pública de la Literatura. Y hablo de Literatura con mayúscula, porque en este espacio, verdaderamente he podido escuchar auténticas voces de poetas muy buenos. Aquí no cabe la poesía oficial que funciona a base de talón y camarilla. Aquí no hay parnaso de gloria y fama. Aquí se permite poetizar y opinar a todo el que lo desee, pues a lo único que se expone, es a una crítica, que siempre será bienvenida por mala que sea, porque así, todos aprendemos un poco más.

            Es decir, que nuestro nombre siempre será el mismo, por mucho dinero o fama que a lo largo de la vida vayamos adquiriendo.
           
Los Poetas del Gran Café Victoria, levantan su taza o su copa porque no tienen complejos, brindan por este libro que ya está en nuestra librería particular y pueden dormir tranquilos porque así tienen la conciencia. Este es el libro donde figura nuestro nombre y apellidos, parte de nuestra obra y un trozo de nuestro corazón que entregamos a alguien cada vez que recomendemos su lectura.

Somos los poetas de este Café, y semos probes pero semos güenos, como nos dejó en herencia Luis Chamizo. Y somos cada vez más y nada ni nadie prohíbe nuestra creación y nuestra voz. El silencio del poeta, ni muerto. Y estamos vivos. Nuestra biografía queda escrita y hablada en este Café de tertulia y amistad de la buena.

Somos Plácido Ramírez Carrillo y hemos Navegado distancias y destinos junto a él. Con Plácido es muy fácil sentirse niño y Escribir al amor de la noche, cuando todos duermen y el silencio se convierte en musa dictando los versos de una nana. Ya Miguel Hernández inmortalizó las Nanas de la cebolla. Y Plácido nos aparta de la poesía oficialista, de la poética miope con muchas dioptrías, de alvarillos valverdillos que Ensayan círculos y nunca sabemos qué quieren decir. Plácido Ensaya la metáfora, que significa escribir la verdadera Poesía, comprensible, inhermética y plena de sentimiento siempre con la nostalgia a flor de piel. Ahora, en su pueblo –Puebla de la Reina– se han dado cuenta de la valía de este poeta y han considerado dedicarle una calle con su nombre.

Somos María Rosa Rodríguez Palomar desde los Brotes de luna llena. Siempre rodeada de libros, viajera de la vida escrita en su cuaderno de bitácora o diario de una poeta intimista Al filo del recuerdo donde el vuelo de las gaviotas abanican el aire. María Rosa nos habla de la Noche de San Juan hasta que llega el Amanecer cargado de esperanza. Al escuchar sus versos en su propia voz, hemos comprobado su buen hacer, sintiendo la emoción en lo más profundo de nuestro espíritu. Es un honor que María Rosa se encuentre y se siente junto a nosotros.

Somos Julián Portillo Barrios cuando hemos desempolvado la rebeldía para cantarla con el verso. Inconformidad manifiesta, el alzamiento de voz cuando es necesario en esta sociedad consumista e insolidaria que nos ha tocado vivir, las prisas y “pizzas telepizzas”, la nueva hamburguesa de maccdonal, el capital financiero, el PIB… nos importan un carajillo de anís del mono. Julián le canta al oliventino Manuel Pacheco, paisano suyo y admirado por tantos. Julián es poeta malhablado intencionado, también la Poesía necesita los sustratos del cabreo, la necesidad de versificar lo socialmente comprometido: el hambre, las guerras, el odio, la rabia…

Alzamiento de voz y Gritos con María Valle. Gritos del alma, desgarros de amores y desamores. María Valle, es el heterónimo que se esconde en su verdadero nombre, María Francisca García Pérez, quien llora en estos versos con alaridos de poesía. Escribe los poemas con el corazón, porque su musa es el alma que grita. Nos encontramos con la belleza tan efímera de los hibiscos, la llamada “flor de un día”: los hibiscos tenues florecen o marchitan. ¿Por qué estas flores malváceas sólo viven veinticuatro horas? Versos tristes, pero también sus contrapuntos en la alegría del vivir esa tristeza. Y María nos contagia este sentimiento cuando se pregunta cómo se puede vivir sin embriagarse con la belleza de una flor, sin emocionarse con un ocaso anaranjado. Gritos del alma, no como una terapia salvadora, sino como una “dulce relajación” para conseguir ese casi “estado de embriaguez” pleno de emociones. Porque así es la Poesía.

Nos metimos en la piel del joven Mario Jiménez Maldonado que Quisiera cortarle Las orejas al lobo. Dice que la soga al cuello le obligó a escribir. Esa es la gran metáfora de la Poesía, una soga al cuello, algo que nos atormenta y asfixia, por eso, escribir reconforta; Mario se siente aliviado, más libre cuando practica el arte literario. Construye versos muy acertados y tal como escribe, Quisiera mezclarse con el aire, ser simple idea y tierra mojada, Quisiera ser nube blanca, gota de agua, lágrima nuestra, Quisiera cerrar los ojos y vernos en la oscuridad, Quisiera poder ser nada o ser la parte que nos falta. Aún tiene mucho futuro por delante para decirnos cosas como estas.

Con Clara Blázquez Jiménez, nos vamos acercando a la poesía machadiana, tan natural y sencilla pero tan difícil de escribir. Ella se ha superado a sí misma y cada vez compone mejor. Nos hemos emocionado con su Soneto al tronco de una encina, que tanto nos recuerda El olmo centenario y seco de Antonio Machado. Así nos dice Clara, que está hecha de barro de piel de encina. Le gustan los acrósticos y unir palabras viejas. Adora Clara a la Pintura y a la Poesía, cultivando estas dos artes mientras huele del manantial el aire que traspasa la montaña. Dibuja estrellas en una inocente mirada, y las cuenta en el cielo infinito de la noche. Y Clara sigue escribiendo aunque sea en el borde de una lágrima, y nos dice como una premonición que, cuando ella pase: la Poesía quedará.

Nos hemos identificado con la Poesía de José Manuel Sito Lerate, con su personalidad y su tranquila y pausada voz. Titular Tarea morbosa el poemario, nos sugiere que el poeta, los poetas, tenemos algo de masoquismo; no podríamos escribir sin torturarnos a la vez, sin dejar de ser un trozo del tiempo que pasa en el Reloj de la torre. Sito Lerate es poeta social y sin pelos en la lengua, denuncia a la infamia, por ejemplo, cuando los políticos Carod Rovira y Pascual Maragall, se colocaron una corona de espinas mofándose de Jesucristo durante una visita que hicieron a Tierra Santa; todos vimos las imágenes por televisión. También, Sito Lerate despliega su voz para maldecir a los terroristas y asesinos de ETA. Sito Lerate, compone poemas muy bien construidos en su forma, semánticamente perfectos, pero además, en su fondo, dicen verdades como puños.

Somos Amalia Mangas Durán desde el mismo color de la Esperanza, como un verde esmeralda. Y es el alma, que también tiene color. La poesía de Amalia es el alma, es sentimiento que compartimos plenamente: Vestimenta, que esconde la miseria, joyas, que agazapan la mirada, inmenso patrimonio que en el alma se funde todo, sin que diga nada. Amalia es amable, muy respetuosa y educada, cosa difícil en los poetas, pero con ello se demuestra, que la Poesía es amplia y acoge todos los estilos y todas las personalidades.

Estamos con el prolífico Javier Feijoó, le escuchamos recitar, y a muchos se nos pone carne gallina. Su voz es un torrente que sale entre las montañas de sus barbas. Poeta castúo, él no quiere que olvidemos nuestras raíces, porque es donde se encuentra la génesis de nuestros antepasados y son quienes nos dan el verdadero sentido para vivir, pues como dijo Jorge Santayana, Quien no recuerda el pasado, está condenado a vivirlo de nuevo. Desde APLEX, contribuye para que nuestra propia lengua no se borre de la memoria. Javier, ya se ha convertido en un poeta y declamador de éxito gracias al miajón que lleva en lo más profundo de sus entrañas. Hemos sido testigos de su quehacer diario, no deja de escribir y los sonetos cada vez los borda mejor, utilizando temas de actualidad pero sin renunciar nunca al pasado. Ahora nos sorprende con una nueva aportación a la Literatura, aventurándose con el género del teatro y que titula La pera. Después hablaremos de ello.

Vivimos el exilio del silencio a través de los versos Ver, oir y no callar de la poeta madrileña Raquel Matesanz González. Una mujer con mucho entusiasmo que retorna a la tarea de escribir después de una larga pausa, pues ha tenido la culpa, venir a Badajoz y encontrarse con el ambiente literario de nuestro Café. Ella canta a la mujer maltratada y la dice que Su gran error fue quererlo. Raquel tiene un carácter rebelde que refleja en sus poemas. Personalmente, es amiga y humana, tremendamente humana, cómo si no puede escribir versos como estos: ¿Huir? ¿hacia dónde? no sabemos huir. / ¿Mirar a lo lejos? Nos da tanto miedo / que nos hemos acostumbrado a mirar sin ver. La Poesía le sirve como una vía de escape ante tanta cotidianidad y, a la hora de escribirla, desde lo más profundo de su corazón, pone en entredicho las incongruencias y paradojas del ser humano, ejerciendo así, un auténtico acto de libertad.

Nos hemos introducido en El recurso del tiempo cuando escuchamos a José Luis Antonaya Carlos. Un poeta sencillo, con voz pausada, sin estridencias, como un susurro de viento entre las hojas de los árboles. Poeta de recursos Perdido en las grietas de ojos vacíos, como dice en uno de sus versos. Antonaya, construye metáforas transparentes que tienen que ver mucho con el hombre y lo difícil que resulta serlo: Todos somos ejes de una rueda que nos lleva por ideas para sentirlas. Ideas, esta palabra tan maravillosa y sin embargo, por la que tanto se mata, aunque como sigue escribiendo Antonaya, Quedarán espacios donde habiten nuestras almas.

Sentimos ciertos Pesares livianos con la poesía de Manuel Recio Silva. Un hombre tranquilo en cuya serenidad encontramos una poesía intimista plena de sensualidad. Escribe extraordinarios versos, enlazando las palabras fluidamente, aunque su demasiada modestia haga que él mismo se considere un peón aprendiz de poeta. Aprovechamos este momento para decirle que se equivoca, que su poesía tiene mucho valor y lanzamos al aire esta pregunta: ¿quién se atreve a decidir quién es maestro y quién neófito? En el alma de Manuel, grita la voz de la melancolía en una canción triste que suena en la radio y donde sus manos se encuentran ya vacías. Recio Silva, hoy navega por nuestros sueños como un Barco de papel.

Mediterráneo, este mar cercano que nos moja entre el pseudónimo de su verdadero nombre, José Antonio Sánchez Carrasco. Un poeta que cuida mucho el lenguaje mientras compone A la luz de un relámpago. Gran lector de grandes autores como Pablo Neruda, Baudelaire, Alfonsina Storni, Delgado Valhondo y mi querido amigo Rafael Rufino-Félix Morillón. Mediterráneo asiste al Holocausto de las ignonimias y cóleras / de odios inmisericordes donde mendigan como leprosos Mahoma y Cristo. Cuando leemos el poema que Mediterráneo titula Chacales, asistimos al juicio que inculpa a unos sanguinarios violadores y asesinos de una niña; sus versos nos recuerdan a la novela Plenilunio de Antonio Muñoz Molina. Se precisan poetas así, necesitamos poetas que, como Mediterráneo, se atrevan a denunciar hechos tan atroces.

Con Ramón Lencero Nieto, hemos llegado a ser legión. Él conoce la disciplina, por algo fue novio de la muerte. Se desplaza hasta el Café Victoria desde Medellín. Su poética es humildemente sencilla, pero con mucha carga de rebeldía que dispara hacia el político de turno y de nefasta labor, señalando con sus versos a quienes han tenido a Extremadura callada y sufrida.

Juan García Sánchez nos lleva de la mano hacia la Poesía Visual con La vida en esencia. Por algo él es pintor y considera que mediante las artes plásticas, también se puede escribir. Existen muchas particiones o Dicotomías donde El destino se presenta semicaído y, es ahora, cuando tropieza el ser humano preguntándose Todos los porqués. Poesía y Filosofía, tan unidas en los versos de Juan que a veces nos resulta difícil discernir entre una y otra, pero que, indudablemente, nos dice mucho y hace que gocemos de tan alta calidad plástica-literaria.

Con José Ramón Mejías –Mexi–, asistimos a los poemas musicalizados. Casi toda su producción poética va encaminada a la composición musical. Son muchos los años que lleva componiendo para él y para otros autores y grupos. Reencuentros, se escuchó y aún se sigue escuchando en las emisoras nacionales más importantes. José Ramón canta al amor y a la vida, así lo demuestran sus versos en títulos como Qué me diste tú y en Bienvenido dije Rey, dedicada a su hijo Javier. A todos los poetas nos agradan los cantautores. De alguna manera, muchos poemas quedan incompletos cuando les falta la musicalidad.

Pablo Jiménez Parra nos dejó sus Mensajes como dentro de una botella. Esos mensajes son su poesía: silencio, humo, amor, desamor, ilusiones, olvido, tiempo, esperanza… El joven Pablo amasa los ingredientes más importantes de los que se nutre la Poesía. Lo mismo escribe sobre sus zapatos que canta a la mujer. Sus poemas son casi siempre extensos porque tienen mucho que decir y encontramos metáforas muy sugerentes como Zapatos que se hicieron viejos / por estar siempre encerrados en vitrinas de exposición.

Somos Antonia Cerrato Martín-Romo cuando entramos en La ciudad de los nombres. Su poética se acerca al misticismo con una gran calidad literaria. Tony familiar, intimista, ciudadana y amaliense. En su pueblo se falla todos los años un Premio de Poesía que lleva su nombre. Asidua colaboradora de acontecimientos culturales. Madre y trabajadora, aún saca tiempo para escribir y recitar. En muchos de sus escritos, cuentos sobre todo, descubrimos que siente un gran amor por los niños y no le importa confesar que cree en Dios. En esta sociedad tan virulenta, estos dos motivos la honran.

Nos admiramos con la joven Laura Isabel Pagador Domínguez, hija del famoso escritor, poeta y periodista José María Pagador. Laura recita suavemente; su voz es tenue pero segura. Su Manual de uso del alma, es una poética muy trabajada de comunicación muy sensible y que transmite las constantes inquietudes del ser humano: aquí está nuestro espíritu y nuestra propia vida. Como Laura dice en el título, este manual nos sirve para usar el alma, es decir, para ser más solidarios, más honestos, más objetivos y más ecuánimes.

Con Julio Mesa, compartimos su apellido y su Tiempo, experiencia, vida. Porque a lo largo de tantos años, a Julio le ha pasado de todo y, sin embargo, se mantiene perfectamente. Es cubano y allí le quemaron su casa con todo lo que contenía, incluyendo sus escritos. Por eso y por mucho más, es disidente. Poeta con sombrero de ala que le da un aire bohemio. Escribe como le dicta su conciencia. Participa siempre que se le pide y aquí se le quiere. Oír y escuchar sus poemas es una delicia: voz serena, apaciblemente Julio canta para denunciar las injusticias humanas y para sentirse feliz consigo mismo y con los demás.

Somos José Manuel Ferrera Boza Paseando por sus pensamientos, que son también los nuestros. Un poeta del pueblo con profunda manifestación literaria y emotiva sensibilidad. Poemas escritos con Lágrimas, entrelazando el Flechazo del amor y el corazón.

Estamos con el joven José Manuel Díez y sus Bellos poemas. Un poeta, también visual, que compagina el arte de escribir con la música. Es intérprete y autor en el grupo musical El desván del duende. En Los bellos poemas, encontramos una cierta ironía, porque para José Manuel, la belleza de la Poesía, no sólo está en las flores aromáticas, sino también, en el miedo, en la rabia, en el lodo y, en general, en todo aquello que no deseamos.

Y sólo falto yo. Obviamente, no voy a hablar de mí como ya lo hiciera Walt Whitman cuando escribió su Canto a sí mismo, pero permitidme que al menos os comente que mi Isla representa metafóricamente a la muerte, pues a lo largo del poemario, el poeta es un náufrago que busca desesperadamente un refugio para salvarse y llega a esa isla, pero está habitada por caníbales y cocodrilos.

Para cerrar esta Antología de Poetas del Gran Café Victoria, termino con una frase muy tópica, pero muy real y que dice así: SI NO ESTÁN TODOS LOS QUE SON, SÍ SON TODOS LOS QUE ESTÁN.

Lógicamente, nunca estarán todos. A esta inventario de nombres, ya hay que añadir otros nuevos que han ido incorporándose y que no enumero porque sería interminable. Y será siempre un inventario inacabad. Ese es el éxito de aquel proyecto y de esteCafé.

Muchas gracias y enhorabuena a todos.

Badajoz, mayo de 2010



(1)Badajoz, jueves 28 de septiembre de 2006.

(2)Poetas del Gran Café Victoria. Antología 2. Varios autores. Lusitania Ediciones, con el patrocinio del Gran Café Victoria de Badajoz.

(3)En la actualidad, la coordinación corre a cargo de la poeta Antonia Cerrato Martín-Romo.