Nocturno y lluvia

Nocturno y lluvia. (Paisaje urbano. Óleo sobre lienzo. Cosme López García).

domingo, 14 de diciembre de 2014

BARTOLOMÉ COLLADO JIMÉNEZ:
UN POETA EN DOS SIGLOS HABITADO[1]


            ME pone un WhatsApp nuestro querido amigo Juan Antonio Méndez y me dice que está preparando un Homenaje al poeta Bartolomé Collado Jiménez, el más veterano de todos. La palabra homenaje está bien, es encantadora, pero a mí me gusta más otra palabra para nombrar un acto de esta relevancia. Esa palabra es semblanza.

            Semblanza dedicada a un poeta de los que ya no quedan, a un escritor tan prolífico como culto y tan inteligente como rebelde, dentro de su romanticismo original. Romanticismo, digo, que por desgracia, sigue desapareciendo cada vez más. Sin esta fuerza motriz no puede haber verdadera Poesía en las venas de los poetas jóvenes que despuntan como setas en otoño. Hay que tener cuidado, pues ya sabemos que algunas son muy venenosas.

            Bartolomé Collado, es este quijote del pasado siglo y del siglo XXI que deambula por los bares deshaciendo entuertos y que siempre hay en los versos de los poetas, que es tanto como decir, los agravios y sinrazones de las relaciones sociales que existen entre todos los seres humanos que habitamos este planeta. Bartolomé delgadito, con su seriedad entre ceja y labio, con su bigotito recortado, con el andar tranquilo pero decidido, amigo de los justos y un barrabás para los indeseables.

            Y luego está su obra. Su poesía muy lejos de la oficialista. Bartolomé es independiente, no admite subvenciones, como debe ser la auténtica Poesía. Él escribe como le viene en gana, sin atenerse al qué dirán los de un partido o a lo que criticarán los del otro. Poesía libre, que no sin rima, porque nuestro bucólico trovador, siente la rima como una necesidad, es al fin y al cabo, la música del poema. Y así, rimando, va cosiendo con el hilo del verso miles de trovas que le han servido para enriquecer su obra desde un estilo original, bartolomiano. Estrofa tras estrofa, satíricas, descarnadas, perfectos y quevedescos sonetos con estrambotes. Romances, liras, décimas, redondillas y hasta un auto sacramental... Imaginemos a este artista contando las sílabas en cada verso, un clásico reglado con el caldo de cultivo propio de los verdaderos genios de la Lírica.
            Y a muchos críticos les ha sorprendido la facilidad que tiene Bartolomé para escribir un poema, para rimarlo sin fórceps, haciendo una auténtica obra de arte con las palabras. Su forma de ser no casa con los autobombos y platillos de los cenáculos donde tanto ripio abunda. Él sólo escribe lo que le dicta la musa de su conciencia, en perfecta comunión con su pensamiento y sentimiento. Y nos lo comunica en verso de capa y espada, como Cirano de Bergerac, para que gocemos plenamente de su pluma bien afilada.

            Bartolomé, compositor y juglar por las tertulias y bares de Badajoz, este medalla de la Academia de Brasil, elemento subversivo con la Política y los políticos desde que era un joven funcionario de prisiones, ¡hay que ver la casualidad con los tiempos actuales!, seguramente tuvo a más de uno a su custodia.

            Yo conocí a este viejo cascarrabias, dicho cariñosamente, allá por el año 1992, cuando publiqué mi primer libro de poesía –Cartas para el recuerdo y tardes de otoño– y que me presentó el académico Viudas Camarasa, acompañados por el poeta Manuel Pacheco. Allí estuvo Bartolomé, quien después del acto, me sorprendió con el regalo de un poema que escribió expresamente para mí. Ni qué decir tiene que lo guardo en mi archivo particular desde entonces. Se trata de cuatro cuartetos enlazados y que, en esta ocasión, el poeta deseó la imperfección silábica, para dar primacía al mensaje que transmite, es decir, Collado me sugiere no hacer caso a los halagos, ni siquiera a mi propia vanidad para que no me crezca el pino. Y termina con otro consejo tan monumental como paradójico, pues él mismo expresa en los últimos versos de este poema, que desconfíe de los vanos consejeros, pues es el futuro quien decidirá si mi obra puede resistir el paso del tiempo. Transcribo literalmente el poema en cuestión:

No es el halago, el ahorro de un poeta,
ni ante otro, quitarse su sombrero,
ni tampoco decirle en qué peca,
ni servirlo con agrado de vocero.

Tus poemas llegaron a mis manos,
con la sed de los surcos en su acento,
confiado por tu senda vas ufano,
y no es deshabitado tu momento.

Hospédate en tus sueños y tus brazos,
y no preguntes, si te ha crecido el pino,
es más fuerte el calor de los abrazos,
si tú solo te marcas tu camino.

Mírate, y aprisiona tus momentos,
y haz tuyo el vuelo, sin vanos consejeros,
que el futuro dirá si el monumento,
combatirá los embates del tempero.

            Genial Bartolomé. Sin duda, maneja la metáfora con la habilidad que sólo los poetas grandes pueden ofrecernos. Y en su crítica línea, como al principio apunté. El poeta arisco, sarcástico y satírico, capaz de reírse hasta de sí mismo. Tal es la fuerza de su rebeldía, que se atreve a poner a cada uno en su sitio, sobre todo, a los escritores triviales, a los poetastros del olé, pitos y otras flautas, a quienes coloca en el Parnaso metafórico de su Auto Sacramental, dándoles el aceite de ricino que cada uno precise. Cambia los nombres auténticos, claro está, pero no es difícil reconocerlos. A esta clase de auto vanagloriados autores, un servidor les pone el calificativo metafórico de Ruiseñores, tal vez porque cantan sólo a la rosa y a la flor, al polen y la belleza, a los viajes de venecia y grecia, como Manuel Pacheco[2] también los encasilló desde esta metáfora tan clara como el agua.

            Termino con la lectura de un poema que le dedico a nuestro querido amigo Bartolomé Collado, jugando con esa metáfora de los ruiseñores aludidos que cantan en el cielo de su gloria y de los cuales, líbrenos el Señor.

EL CANTO DE LOS RUISEÑORES

Al poeta Bartolomé Collado

No puedo hablar de ruiseñores
aunque quisiera con toda mi alma,
no quiero decir lo siento
cuando no lo sienta,
nunca intencionadamente escribo
sin saberme antes lo que digo.

Yo no sé lo que es el silencio,
esa mueca del índice recto
señalando bocas que han de callar.

Basta ya
Bartolomé amigo,
altozano y Collado de apellido,
POETA DE LA POESÍA
a punto y seguido,
temido por cretinos
aludidos en lo fino,
¡tienes tanto por cuanto asuntos
que contarme al oído!

Ellos se han vendido,
entre ellos se lo comen,
lo guisan, lo visan, lo sisan,
¿quién los ha leído?,
entre ellos otra vez, los ponen
como cluecas gallinas
los libros.

En fin, para fin o parafina,
sus plumas plumean cosquillas,
plomo a base vaselina,
-son rimbombantes sus rimas-,
paralelepípedos para la pira
¡de esa poesía CANÍBAL!...


Cosme López García
Badajoz, Noviembre de 2014





[1] A propósito para el homenaje dedicado al poeta D. Bartolomé Collado Jiménez. Jueves 27 de noviembre de 2014 en el pub “Nueva Regenta” de Badajoz.
[2] Humanamente hablando, tu ÁCIDO es necesario, ahora que los poetas jóvenes son casi todos filólogos y atienden más a la belleza que al hombre y al mundo que les rodea, ellos buscan palabras bellas y escriben sobre jardines o viajes, mucha venecia, mucho grecia, muchos mitos, pero no se manchan ni se comprometen. Manuel Pacheco, del Prólogo de Ácido Poético, libro de poemas original de Cosme López García, 1993.

martes, 8 de abril de 2014

PRESENTACIÓN EN GUAREÑA DE TODO EL AMOR QUE TE DI, DE COSME LÓPEZ, POR PLÁCIDO RAMÍREZ


        TODO EL AMOR QUE TE DI...

        LIBRO DE CUENTOS Y RECUENTOS DE COSME LÓPEZ GARCÍA 

   BUENAS noches, queridos amigos, me encuentro bien entre vosotros, compartiendo esta mágica jornada de otoño. Precisamente hoy en Guareña, cuna de ilustres literatos (Eugenio Frutos, Luis Chamizo y otros de esta época, Nemesio, Sosa)...

    Me siento feliz aquí entre vosotros, donde tengo buenos amigos (Emilio TorresFrancisco Javier Hernández Mendo, Manolo Parejo, Juan Carmona, Miguel Ángel Padilla)... donde he venido tantas veces, por motivos laborales y de amistad, y procuraré no dejar de venir.

      Mi relación con Guareña, no es cosa de hoy o de ayer mismo, viene de muy antiguo (vamos siendo más viejos que el hilo negro, como se dice por aquí).

        Verán, soy de la zona, de la comarca, nací a un par de leguas de aquí, en Puebla  de la Reina, y por lo tanto, Guareña siempre ha sido un claro referente para nosotros, sobre todo de los más jóvenes: piscina, fiestas, discoteca (barbacoa y niuw barbacoa)... Era sitio de parada obligatoria cuando regresábamos los veranos de Madrid, en los años de emigración (a los 8 años, emigramos a Madrid con mi familia, donde nos esperaba mi padre, emigrante en Alemania y ahora en un hospital… reza mi biografía)... Podría contarles mil anécdotas, pero sería cansino e interminable, sería materia para un libro, o para una nueva ocasión.

        Sólo decirles que, hace más de 20 años, tengo una buena relación con Tramitesa (Emilio y Javier, preclaros hijos de Guareña, como los cito en la dedicatoria atípica de mi libro Camino de luz, sombra y silencio), asesores insignes, amantes de la naturaleza y de la buena mesa, aventureros arriesgados y un largo etc. Y  aquí me espeto cada primavera para que me hagan la declaración, que es bien sencilla, pero es la excusa perfecta para venir a Guareña y compartir una jornada mágica, comer en “el Coto”, antes en “ el Peleño”, en la gasolinera… o donde sea, la cuestión era compartir sentimientos y traerles algún libro, yo también conservo un ejemplar muy antiguo del Miajon, que guardo como oro en paño, regalo de Javier y  de su mujer María de los Angeles, hace unos años cuando asistieron en mi pueblo a la presentación de un libro mío.

         En fin, ya les contaré en otra ocasión, más detalles, disculpen pero mi verbo cálido se me desparrama cuando hablo de amistad, recuerdos y lugares entrañables como este.

         Vayamos pues a lo que hoy nos ocupa, que se nos va el hilo, que es presentar el libro de un escritor de la tierra, y además amigo.

      Este nuevo libro de Cosme López García, que no es de poesía, como bien pudiera parecernos, porque ya sabemos de su atinada y graciosa pluma, a la hora de construir versos, entrañables, serios o llenos de humor, que nos hacen sonreír o nos provocan una sonora carcajada, nunca se sabe. Pero hoy estamos ante un libro de cuentos y recuentos que ya fue presentado en la carpa de la pasada Feria del Libro de Badajoz, por el profesor y académico Antonio Viudas Camarasa. Y también en su pueblo natal, Campanario, el pasado mes de agosto, por el cronista oficial de allí, Bartoilomé Díaz Díaz.

       200 paginas, numero redondo, que edita generosamente Carisma Libros, (impagable tarea de Paco Huerto, muy elogiable este  trabajo, en este difícil mundo de las letras y los libros) con magníficas ilustraciones de Juan García Sánchez. Un libro que marca un punto de salida en este escritor de raza que es Cosme. Habrá que estar atento a nuevas aportaciones en esta línea. 16 relatos breves, por ellos deambulan los aspectos mas dramáticos de la vida, en ellos reconocemos a personajes que están en nuestro alrededor. Su prosa es limpia, serena, afilada, nos va narrando historias que nos sorprenden por su proximidad, son historias reales que ocurren en nuestra ciudad o en nuestros pueblos extremeños, tan inmaculadamente blancos.

          Historias con una fuerza rotunda, pero a la vez elegantes, y con una quietud vertical, que ni José Tomás, o nuestro Perera. La pluma de Cosme nos sorprende, una vez más, por su torería, por el temple en estas 16 narraciones,  como 16 verónicas de recibo.

          Habrá que tener en cuenta esta nueva aventura de Cosme, porque nos da algunas de las claves de la nueva narrativa extremeña. Los lectores y la crítica tienen la última palabra.

         En el relato Se alquila, nos recuerda al Juan José Poblador de la novela Pensión (salvando las distancias, por la temática nos referimos, triste final para sus protagonistas Marianico, Gustavito, Laly y Andresín (tendremos que preguntar por los diminutivos cariñosos), igual que para Marce y su familia en La casa de los síndromes, buen pulso narrativo, intensidad dramática, en algunos casos con mucho orden (como buen militar que es Cosme) en la presentación de los textos. Aceptable descripción de los personajes y lugares fácilmente reconocibles. Nos hace compartir algunas situaciones, ambientes ya vividos, algunos relatos desprenden un aire muy tierno.

       En ocasiones, Cosme aúna descripción y fábula con tintes que rozan o acarician lo elegíaco, hace más que Literatura, crónica de lo que ve, investiga o bien se imagina, le sobra imaginación a nuestro poeta y narrador campanariense.

          El dominio de la palabra resulta indiscutible, y se percibe de manera clara en este libro que hoy presentamos en este mágico lugar. Algunos de los cuentos son muy oportunos y actuales. Artista del doble sentido, de los tiempos narrativos, de las situaciones extrañas y polivalentes, pero tan reales dentro de la vida misma.

        Cosme López exhibe una riqueza lingüística extraordinaria, en los lugares por donde hace caminar a sus personajes. Estamos ante una prosa de calidad más que notable.
  
       Cosme López, excelente narrador, buen prosista, aunque todo sea mejorable, tiempo al tiempo, alguno podría pensar que alguna narración puede chirriar, o que no encaja en este libro sino en otro, si tenemos en cuenta que este es el primer libro de cuentos y que no será el último, esperamos nuevas aportaciones en esta línea, y luego diremos si hemos acertado, porque estamos ante un gran contador de historias, siempre visceral, polémico, arrogante si se quiere, pero con el corazón grande y muy amigo de sus amigos.
 
        Enhorabuena, amigo Poeta Cosme.

        Dejemos ahora que hable el escritor y nos desvele las intimidades y los secretos de estos relatos
.
       Es un placer estar con todos ustedes compartiendo esta hermosa velada literaria, reitero que soy feliz, una vez más en Guareña, cuna de ilustres escritores, grandes empresarios y muy buena gente.

        Un abrazo y hasta siempre...


Guareña, 8 de octubre de 2008
Plácido Ramírez Carrillo

PRESENTACIÓN EN CAMPANARIO DE "TODO EL AMOR QUE TE DI, CUENTOS Y RECUENTOS", DE COSME LÓPEZ GARCÍA

       
Portada del libro de relatos Todo el
amor que te di -Cuentos y Recuentos,
de Cosme López García.
         QUERIDOS AMIGOS:

    ANTE todo, os agradezco de corazón vuestra presencia en este acto, agradecimiento que hago extensivo a los buenos amigos que, con su sabiduría y amabilidad, me han ayudado a que este libro vea la luz en la plaza pública de la Literatura: a Juan Antonio Méndez del Soto, que me escribió un prólogo sin tapujos y tan sugerente; a Juan García Sánchez, autor de las ilustraciones que acompañan estos cuentos, además de la portada; a Francisco Huerto Romero, editor de Carisma Libros que siempre confió en mi modesta y rebelde escritura, por llamarla de alguna manera, porque no estaría bien, que yo mismo adjetive y califique el estilo o la forma cómo escribo, es tarea que les dejo a ustedes, queridos lectores; agradezco también, la amistad que me une a un poeta tan noble como Plácido Ramírez Carrillo, quien siempre me acompaña; al Excmo. Ayuntamiento de Campanario, vuestro pueblo y el mío, con la Sra. Alcaldesa a la cabeza, María Piedraescrita, a todas las personas que trabajan en su Concejalía de Cultura, en especial a Victorina y, por último, doy las gracias a Bartolomé Díaz Díaz, no sólo por presentar este libro, también por su labor infatigable en todo aquello que huela a cultura.

        Todo el amor que te di –Cuentos y Recuentos-, son dieciséis relatos, algunos de ellos ya vieron la luz en distintas ediciones de El vuelo de la palabra que aún sigue publicando el Excmo. Ayuntamiento de Badajoz. Y ahora están reunidos bajo este título genérico que los engloba en un solo volumen. La idea de publicar estos cuentos y recuentos, surgió el pasado invierno, al término de uno de los recitales poéticos que todos los jueves tienen lugar en el Gran Café Victoria de Badajoz.

        El amor, la vida y la muerte, las tres heridas de Miguel Hernández: Con tres heridas viene / la del amor, / la de la vida, / la de la muerte. / Con tres heridas llega / la de la muerte, / la del amor / la de la vida. / Con tres heridas yo… / la de la vida, / la de la muerte, / la del amor…

        Porque es el amor el cordón umbilical, el nexo de unión entre la vida y la muerte. Los personajes comparten y desbordan ese amor que entregan sin condiciones. Muchas veces se quedan huérfanos de ese amor dado, no conocerán un nuevo amor porque la muerte lo impide, esa muerte que está ahí, alrededor de todos, vigilando al acecho a unos seres indefensos y que luchan por sobrevivir en una realidad algunas veces tierna y otras absurda, pero real realidad –y valga el juego de palabras– donde, por mucho que queramos, nunca podemos escaparnos. Personas más o menos desgraciadas y que viajan, sueñan, enferman..., pero que sienten la necesidad de amar aunque en ello les vaya la vida. Perdedores movidos por unos hilos que los convierten en marionetas de trapo sobre el tapete verde esperanza de la vida y donde comparten sus anhelos hasta consumirse. Seres humanos sufriendo la derrota, muchos de ellos ajados en el tiempo, simples monigotes hechos con papel de periódico, arrugados y amarillentos para después ser arrojados a la basura. Antihéroes que con toda su dignidad y honor, mueren sin remedio. El desfile de almas nunca en pena, pero con el dolor a cuestas en la constante inquietud de encontrar, siquiera un trocito, de la felicidad muchas veces arrebatada. No son leyendas urbanas, sino verdaderos cuadros sociológicos de una sociedad convulsa y actual que entre todos estamos construyendo. Y siempre con sentido del humor –algo avinagrado– como dice Juan Antonio en el prólogo, –pero humor a fin de cuentas– porque así, resulta más fácil poder digerir tanta tristeza humana.

     En fin, ¿cuentos para adultos? Nunca me ha gustado esa absurda clasificación que divide los cuentos en “infantiles y para adultos”, porque ¿quién nos asegura dónde está el límite de la edad donde empezamos a ser adultos y adulterios, en el doble sentido de esta palabra y, por otra parte, pienso que el día que dejemos al niño que todos llevamos dentro, acabarán para siempre los sueños, las ilusiones, las fantasías, la propia libertad y cómo no, la inocencia pura de nuestra existencia que nos hace ser mejores personas.

        Simplemente esto. No cuento más para no privarles a ustedes del placer que, espero y deseo, supondrá leer estas historias escritas desde un realismo mágico y existencialista. Se las entrego a ustedes con el mismo amor que las imaginé.

        Muchas gracias.

Campanario, 22 de Agosto de 2008
© Cosme López García

PARALELISMO EN LOS VERSOS DE ANTONIO MACHADO Y PLÁCIDO RAMÍREZ CARRILLO: ESCRIBIENDO LA POESÍA QUE DIARIAMENTE NOS SUSTENTA[1]



Portada del poemario Diario azul del
titiritero
de Plácido Ramírez Carrillo.






     












            SEÑOR Alcalde, Señor Concejal de Cultura, Señoras y Señores:
             
             Buenas tardes/noches a todos, mis queridos amigos y paisanos.
        
        Es un verdadero placer, presentarles hoy en nuestro pueblo, Campanario, al poeta Plácido Ramírez Carrillo, placer que se traduce en orgullo, porque Placido y su mujer, Isabel María del Pilar Delgado Maya Placi y Elia, son amigos míos desde hace mucho tiempo y, puedo decir, otra vez orgulloso, que son de las mejores amistades que he tenido y sigo teniendo. No en vano, los dos hemos compartido muchos momentos en actos culturales como recitales poéticos, presentaciones de libros, cenas literarias, exposiciones, congresos de escritores extremeños en Plasencia (1996), donde presentamos una comunicación conjunta[2], y en el congreso celebrado en Trujillo cuatro años después, donde nuevamente leíamos nuestras respectivas comunicaciones[3] junto a otros compañeros en el mundo literario (Justo Vila, Jorge Márquez, Luciano Feria, García Calderón, Rodríguez Búrdalo, Rosa Lencero, los tristemente desaparecidos Ángel Campos y Dulce Chacón y un largo etcétera de autores contemporáneos). Fue Plácido quien presentó mi primer libro de poemas Desde una mirada cómplice y Edad, editado por este Excmo. Ayuntamiento de Campanario, aquí mismo, en la Casa de la Cultura del Parque, el verano de 1986, un mes antes, también lo presentó en el Aula de Poesía Enrique Díez Canedo del Museo de Arte Contemporáneo (MEIAC) de Badajoz y que dirigía el poeta Ángel Campos antes aludido. Posteriormente, Plácido vuelve a nuestro pueblo para presentar la última obra que me editó Carisma Libros y que dirige nuestro mutuo amigo Paco Huerto, esta vez de relatos, Todo el amor que te di –Cuentos y Recuentos–, en el mismo lugar del Parque y también en verano (agosto de 2008), presentándolo nuevamente en octubre del mismo año en la Feria del Libro de Guareña. Por todo ello, me resulta placentero hablarles a ustedes de este carismático escritor y, por supuesto, con mucho cariño, comentar su poética.

Nuestro autor, nacido en 1955 en Puebla de la Reina y con raíz campanariense, pues su abuela materna era de aquí. Pasa la infancia y la adolescencia en Leganés (Madrid), donde ve morir a su padre, emigrante y obrero que fue en Alemania, debido a una grave enfermedad. El niño huérfano Plácido, que es ingresado en colegios de auxilio social, ya tiene marcado este golpe al que se le añadirá posteriormente, a la edad de 35 años, la extirpación de un pulmón y que le obligará a constantes viajes al hospital Puerta de Hierro de Madrid para las numerosas revisiones que debe hacerse a lo largo de su vida. Sin embargo, no por ello dejará de luchar diariamente, trabajando en todo aquello que pueda reportar un beneficio económico a su familia y ayudar así a su dolida madre, además, saca tiempo para leer todo lo que cae en sus manos y, poco a poco, se va haciendo un poeta cada vez más grande. Comenzando los años 80, funda la Casa de Extremadura en Leganés, donde es elegido Vocal de Cultura. También asiste al Taller Literario de la Universidad Popular, donde es asiduo colaborador de la revista que publica. Regresa a nuestra querida tierra y crea en su pueblo la Asociación Cultural Puebla de la Jara, donde dirige la revista bajo el título Tamújar. Tiene tres hijas: Cristina, Isabel y Bárbara y ha sido abuelo no hace mucho. Hoy reside en Badajoz, a cuatro manzanas de mi domicilio. Siempre pateándose las esquinas, está presente en todos los actos que tengan algo que ver con los libros y la cultura en general. Miembro del jurado de varios premios de Poesía que se fallan en Badajoz. Asiduo colaborador de la revista El Ancla, la cual también dirige. Participante y presentador junto al poeta amigo Jaime Álvarez Buiza en las sucesivas Ferias del Libro de Badajoz, tanto en Cuento como en Poe-sía, de las ediciones de El Vuelo de la Palabra que todos los años edita este Ayuntamiento. Socio y coordinador de la Sección de Literatura del Ateneo de Badajoz. Miembro de la Asociación de Escritores Extremeños (AEEX) y coordinador de su revista El Espejo. Habitual asistente y conferenciante en numerosos congresos de escritores, así como lector de su propia Poesía en innumerables recitales de España y Portugal. Colaborador en los homenajes a San Juan de la Cruz y Jesús Delgado Valhondo, cuyos libros fueron publicados en 1987 y 1994, respectivamente, en los Cuadernos Poéticos Kylix que dirigía el cura Juan María Robles Febré ya fallecido. Participante en la antología editada por Lusitania Ediciones, Historias con Música: 43 autores de aquí (1998) que llevó a cabo el incombustible escritor, también amigo nuestro, Juan Antonio Méndez del Soto. Sus poemas y su firma, figuran en más libros conjuntos, como Extremadura: tierra de libros (2008) y en una antología de las que año tras año, publica el Gran Café Victoria[4] de Badajoz (2006). Director y organizador del certamen Otoño Literario y Solidario que todos los años invita a la lectura y publicación del libro de varios autores extremeños que viven dentro o fuera de nuestra Comunidad. Ostenta además, cargos como Vocal de Cultura de la Asociación de Vecinos Santa Marina y Presidente de la Asociación de Amigos del Museo de la Ciudad Luis de Morales. Posee varios premios literarios y hace un par de años, su pueblo natal le rinde un homenaje que culmina con la colocación de una placa en una nueva calle con su nombre y apellidos.

Desde el año 1982 hasta la fecha, tiene publicados siete libros de Poesía: Vereda (1982), Añoranzas (1991), Camino de luz, sombra y silencio (1994), Escritos al amor de la noche (1997), Al sur de la melancolía (2003), Ensayo de la metáfora (2006) y el que hoy nos ocupa, Diario azul del titiritero (2011). Hace 14 años que, a un servidor, le cupo el honor de escribir el prólogo para su libro Escritos al amor de la noche, además de presentárselo en su pueblo aquel verano y a donde nos desplazamos desde aquí, Bartolomé Díaz, José Huertas y un servidor.

Y Plácido no para de escribir. Aún le quedan varios libros de Poesía y de Cuentos inéditos. Con una biografía tan sobresaliente de currículum, observamos que desde muy joven, su gran sensibilidad le llevó por los caminos del verso, la rima y las quimeras, porque Plácido es soñador y como tal, las lecturas de los grandes maestros de la Poesía, le van engrandeciendo como Poeta. Escribir un poema puede ser más o menos fácil, pero escribir un buen poema es otra historia. Y nuestro autor escribe muy buenos poemas. Consigue metáforas transparentes, no suele salirse por la tangente, Plácido es plácidamente plácido, válgame este juego de palabras para expresar, machadianamente hablando, la inhermeticidad de su lenguaje poético. Versos que escribe mientras observa la tristeza de alguien, mientras mira un paisaje o el atardecer con las primeras estrellas de la noche. Versos dedicados a los niños y que componen sus famosas nanas. Versos hilvanados que necesita apuntar y repuntar en un papel para que ese instante no se olvide, para que el momento de la circunstancia que ha originado el poema, no se pierda y así poder contarlo, recitar hasta la última letra de sus octosílabos o endecasílabos bien medidos. Todos los poemas son de circunstancias, dijo el gran escritor y poeta inglés Gilbert Keith Chesterton. Y así es. Lo que pasa, es que esas circunstancias, pueden traer consecuencias con mayor o menor carga poética. E indudablemente, encontramos en los versos placinos esa consecuencia circunstancial que es poéticamente correcta. Un ejemplo muy significativo, lo observamos en muchos de sus poemas y que, bien por su belleza, construcción, evocaciones al recuerdo o nostalgias, nos agradan sobremanera:

Quiero morir en mi pueblo,
ser espiga en los trigales.
Soñar en mi eterna siesta
con el sol de media tarde.[5]… / …

Los versos de Plácido, guardan similitud con la célebre oda A un olmo seco de Antonio Cipriano José María Machado Ruiz, célebre poeta de la Generación del 98, reconocido en todo el mundo simplemente por Antonio Machado, ¿recuerdan?:

… / … Antes que te derribe olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,… / …

… / … olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.[6] 

Son las mismas circunstanciasMorir en mi pueblo en Plácido y la muerte del olmo en Machado–, las que se adentran en la sensibilidad más profunda de ambos poetas y, cada uno, escribe su consecuencia que también viene a ser la misma: el dolor e impotencia ante la muerte. Sin embargo, los dos escritores mantienen abierta la puerta de la esperanza, Plácido en ser espiga en los trigales. / Soñar en su eterna siesta / con el sol de media tarde, y Machado en el deseo de anotar en su cartera / la gracia de la rama verdecida –la del olmo– y esperar con el corazón, / también, hacia la luz y hacia la vida, / otro milagro de la primavera.

Comparar los versos de Plácido con los de Machado, no resulta en absoluto algo irrazonable, porque seguimos encontrando, además de la llaneza y claridad en la expresión antes aludida, muchas palabras que para los dos poetas significa mucho y que guardan el contenido de una buena parte de cada obra. Una de esas palabras es "tarde". La tarde cayendo diariamente sobre todos los asuntos del ser humano. Hay varios ejemplos paralelos en ambos poetas. Así, cuando leemos a Machado:

La tarde todavía
dará incienso de oro a tu plegaria,
y quizás el cénit de un nuevo día
amenguará tu sombra solitaria.[7]

O también al leer a Plácido:

Sombra, siesta, tarde.
A los bolindres los niños
juegan en la calle.[8]

Para ambos, es en la tarde con su sombra, cuando mejor se desarrolla la actividad sensible. Por eso, para Machado es el momento cuando pueden cumplirse nuestros deseos o rogativas, es el instante de la plegaria, es la tarde la que nos trae-rá incienso de oro. Lo mismo sucede en los versos de Plácido, quien asocia la tarde con la siesta (soñada con el sol en el anterior poema) y también la sombra para que los niños puedan desarrollar sus ilusiones, el juego de los bolindres, en este caso. La tarde nos abre sus puertas y nos acoge para expresarnos. La tarde es quien nos invita a liberar en su tránsito toda nuestra energía acumulada, a ejercer nuestra libertad de los sentimientos más profundos y sinceros. Machado y Plácido…, Plácido y Machado dándose la mano, porque existe entre ellos la comprensión hacia las pequeñas cosas y la sencillez para poder nombrarlas. Plácido Ramírez, persona noble y poeta llano. Así pues, nos atrevemos a compararle con Antonio Machado, porque como reza uno de sus versos, ambos son, en el buen sentido de la palabra, buenos.

Pasemos ahora, a conocer mejor la última Poesía de Plácido, este libro que hoy nos convoca, titulado Diario azul del titiritero, con prólogo del cura y novelista también extremeño, Jesús Sánchez Adalid y las bellísimas ilustraciones artísticas conseguidas por la genial pluma del dibujante y pintor Juan Fernández Pinilla, residente en Madrid y de raíces extremeñas. Salió a la luz el pasado mayo, en el mes de las flores y cuando tuvo lugar la última Feria del Libro de Badajoz, donde en la carpa que monta su Ayuntamiento, se realizó la primera presentación de este libro a cargo del incansable poeta José Iglesias Benítez, quien a su vez, es el director de Beturia Ediciones, editorial que en la denominada Colección Dávila y desde Madrid, ya cumple muchos años publicando a poetas extremeños, de la talla, entre otros, de Rodríguez Búrdalo y Juan Calderón anteriormente mencionados, Santiago Castelo, Tomás Chiscano, Álvarez Lencero, Lola Santiago, Rufino Félix Morillón o el propio Iglesias Benítez.

¿Por qué un Diario, además Azul y, por si fuera poco, patrimonio de un Titiritero? Vamos a intentar esclarecer este eneasílabo título y que tantas metáforas nos sugiere. Es en un diario, donde dejamos constancia de todo lo que hacemos, en sus páginas, están nuestras vivencias, alegrías y momentos de dolor, ilusiones y frustraciones que se apuntan para no olvidar y refrescarnos la memoria siempre que abramos ese diario, algunos incluso lo cierran bajo llave, pues como una caja fuerte, ahí quedan depositados nuestros secretos más recónditos, que suelen ser más valiosos que cualquier joya. Y a este Diario, Plácido le asigna el color Azul, porque es el Azul el color de la Poesía. Recordemos que, fue Félix Rubén García Sarmiento, más conocido por Rubén Darío, quien con la palabra Azul, titulaba el libro que abrió las puertas al Modernismo, movimiento Literario del siglo XIX. Y nuestro querido amigo y poeta tan recordado, Manuel Pacheco, también escribió uno de sus libros con el título Azules sonidos de la Música[9], donde ensalza a muchos compositores y a sus obras musicales. Y ese Titiritero somos todos, simples marionetas luchando en la cuerda floja del escenario de la vida, haciendo malabarismos para llegar a fin de mes y sorteando el azar para no morir en un accidente, títeres de un teatro que escribimos, cada uno a su manera, en nuestro diario y que Plácido Ramírez, convierte en Poesía al teñirlo con su color, el Azul.

Nos dice Sánchez Adalid en el prólogo, que Esta obra está llena de honestidad, humildad, reflexiones y silencios. Que es un … / …precioso poemario… / …es una obra de singular transparencia cuyas honduras existenciales parten de la propia cotidianidad… / … Añade que … / …Camina nuestro plácido poeta por la senda de la emoción desde una distribución poética trabada y un discurso afianzado en la sencillez expresiva… / … Alaba … / …el exquisito y depurado gusto… / … de nuestro Poeta. Nos apunta que … / …las imágenes poéticas son de una extrema sencillez, naturalidad y frescura… / … Que … / …La rica sensibilidad vertida por Plácido Ramírez contiene pasajes de especial intensidad y belleza… / … Y termina Adalid, a modo de resumen, expresando que … / …este poemario es una mirada contemplativa e iluminada del único don realmente precioso, el amor.

            La dedicatoria es todo un poema y, aunque Plácido no lo dice, sabemos que se refiere a su nieta, Dolores Ramírez Matos, hispano-lusa, hija de su Cristina y de Luis, muchacho de Elvas, pues en palabras textuales escribe: A Lola, por supuesto, que llega a la vida en una / tarde de color y magia, como este libro. Podemos observar que, la palabra tarde, sigue estando presente.

            Comienza el texto con un mensaje de gratitud por parte del autor hacia las personas que han intervenido en esta obra y a las que ya hemos hecho referencia. También, aprovecha Plácido para explicarnos la génesis del libro, así como los premios obtenidos. El continente de las páginas, está estructurado en dos partes: la primera bajo el título genérico del poemario completo y en la segunda, Plácido cambia el Diario azul del titiritero por otro nuevo y más triste: Diario gris de invierno.

            Y el poeta Plácido, en este Diario azul, rinde homenaje a nuestros compañeros también poetas, trayendo a estas páginas, algunos versos suyos a modo de citas. Así, los autores Irene Sánchez, Álvarez Buiza, Antonio Castro, Iglesias Benítez, Luciano Feria, Juan Manuel Barrado, Álvarez Lencero, Rodríguez Búrdalo, Moisés Cayetano, Rufino Félix Morillón, Antonio Román Díez, Santiago Castelo, García Calderón, Martín Tamayo, Juanma Cardoso, Calderón Matador, Delgado Valhondo, Dulce Chacón y Miguel Hernández, también están presentes titiriteando este Diario que nos aborda.

            Seguimos encontrando un paralelismo en el modo o estilo de escribir y que tanto nos recuerda al poeta Antonio Machado, pues para ambos, la poesía es una honda palpitación del espíritu, es la expresión íntima del sentimiento personal del poeta, pero, aunque íntima, pretende ser universal: es el diálogo del hombre, de un hombre con su tiempo. La Poesía es un diálogo de un hombre con el tiempo de cada uno. Estos dos poetas, pretenden eternizar ese tiempo objetivo para que permanezca vivo el tiempo psíquico de cada poeta, para que sea universal. Y los dos rechazan el Creacionismo porque cultivan la imagen como algo en sí mismo. También le dan mucha importancia al sentimiento que ha de impregnar la imagen. Las imágenes que no parten del sentimiento, sino sólo del intelecto, no valen nada. Y además, rechazan la Poesía Surrealista, porque no tiene estructura lógica. Para ellos, esto sería una deshumanización que no comparten. La Poesía debe hablar con el corazón.

Persiste la tarde machadiana en los poemas de las páginas 29, 37, 47 y 53:

… / …Se nos fue la tarde
por un puente de plata.

… / …Lentas las tardes para escribir
tu nombre en cada encina
de este campo de recuerdo… / …

Contemplar la tarde
desde este balcón de risa
y de mágicas miradas… / …

O en la página 60 de este Diario y que Plácido dedica a María Dolores, Elia y Julián:

… / …Llegó la tarde soleada
a las calles de esta ciudad
que cambió la historia… / …

Y también la tarde como metáfora del exquisito lenguaje (página 65):

En perfecto equilibrio
viene la tarde armoniosa,
con su encuadre original
y exquisito vocabulario… / …

Otra de las palabras clave en Machado y muy pronunciada por Plácido, es el camino, ese espacio largo que las buenas gentes recorren para desarrollar sus trabajos en el trasiego constante de la vida. Machado soñaba con los caminos:

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!…

¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero…
–la tarde cayendo está–[10]… / …

Y en un célebre poema, Machado nos dice que no existe el camino si no se anda por él:
… / …Caminante no hay camino,
se hace camino al andar[11]… / …

En Plácido, el camino se hace lugar de encuentro con las personas que reconoce y quiere, estando ese camino además, rodeado de árboles donde figuran grabados los nombres de tanta gente. Plácido sueña con esos árboles del camino y con la luna que lo ilumina en la noche (página 25):

Me hallarás contigo en el camino,
donde hay lunas que brotan de los sueños
donde los árboles te harán señas
y tendrán escritos nombres y apellidos… / …

Y sentencia en el poema de la página 66, que para encontrar la verdad, no hay que andar el camino deprisa, porque nunca la hallaremos en la meta, sino en todo aquello que nos acontezca durante el trayecto del propio camino:

… / …No hay que tener prisa
para andar el camino
y descubrir la verdad… / …

Otra palabra muy constante en ambos escritores, es el amor, el sentimiento más noble que puede caber en los corazones de las personas. Machado dice:

… / …ariscos pedregales, calvas sierras,
caminos blancos y álamos del río,
tardes de Soria, mística y guerrera,
hoy siento por vosotros, en el fondo
del corazón, tristeza,
tristeza que es amor! ¡Campos de Soria![12]... / …

Y Plácido escribe en las páginas 26, 41, 45, 46, 47, 53 y 55:

… / …busco la precisa metáfora
del amor y la esperanza… / …

… / …A solas voy por ver si me encuentro
entre tus cartas de amor
y en tus poemas de sueño… / …

… / …Abrazarte la cintura otra vez,
mirando tus ojos y el horizonte… / …

… / …Quiero encontrar en tus labios
un beso impreciso… / …

… / …Te envío una carta de amor
donde van mis recuerdos, mis besos
y mis blanquísimos sueños.

… / …Veremos despuntar el alba, amor.

El amor, como la noche humilde
de este lunes con tanto resplandor…/ …
Se suceden los besos,
las caricias y la conversación… / …
Versos blancos para tus labios… / …

Puro romanticismo en la página 65:

… / …Los paisajes de tus cuadros, amor,
abren mis ojos a la fantasía,
con tu mirada romántica… / …

Y en la página siguiente, desea quedarse dormido junto a su amada:

… / …Quiero cerrar los ojos otra vez
al amor de tu pecho imposible.

Hasta convertir los momentos íntimos en el silencio que otorga el sosiego del hecho de dormir:
Saborear tu cuerpo desnudo
al ritmo suave del silencio.

La primavera es otra palabra muy importante para los dos poetas, presente en muchos de sus poemas, como ya hemos leído a Machado en el dedicado al olmo del Duero y encontramos en su famosa Saeta:

… / …¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz![13]... / …

También está en la página 33 de este libro::

La primavera firma besos
con nombre y apellidos
por esquinas de melancolía… / …

O en las últimas estrofas del último poema y que Plácido, en la página 68, dedica a su mujer:
… / …Busco la primavera azul
en las sombras de este domingo
distraído y sin horizonte… / …

… / …Mientras abril, al fondo, clarinea.

Poniendo el punto y final para cerrar así el libro con ese último verso, con esa primavera en el mes de abril donde la luz despunta, simbolizando una puerta que se abre a la esperanza.

            Así podríamos continuar hallando las palabras, pensamientos, sentires y figuras estilísticas tan semejantes en estos dos grandes escritores. Creemos que ha sido suficiente esta pequeña muestra. Les dejamos a ustedes, amigos lectores, que descubran nuevas metáforas si deshojan este libro. Aseguramos que quedarán emocionados y plenamente satisfechos.

            Plácido ha escrito un poemario transparente de metáforas, construidas con unas palabras bellísimas que ennoblecen cada estrofa hasta convertirlas en verdadero arte literario. Y todo ello lo consigue con la sencillez, sin otras armas que la utilización del verso corto –menos de ocho sílabas– que otorgan a los poemas una musicalidad extraordinaria, a pesar de que los ha escrito en verso libre y prescindiendo de las muletas que sólo sirven para sostener la rima. Por medio del ritmo natural inherente en el lenguaje literario de Plácido, consigue esa sencillez, por otra parte, tan difícil de lograr, pues hay escritores que buscándola, se topan con el terrible golpe de la cursilería, en cuyo caso, estaríamos ante una poética mediocre. Plácido compone ahora su Poesía más depurada, para algo tiene que servir la madurez. Como suele decirse, los buenos vinos mejoran con los años.

            Señoras y Señores, finalizo reiterándome con las mismas palabras que comencé: ha sido para mí un honor y un placer que siento con orgullo, presentarles a ustedes al poeta amigo, Don Plácido Ramírez Carrillo.

            Me despido recitándoles un poema que le dediqué al poco de conocernos, hace ya muchos años:

CARTA AL POETA AMIGO
PLÁCIDO RAMÍREZ CARRILLO

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

[Miguel Hernández]

Mi querido compañero, mi querido amigo:
¡teníamos tantas cosas que decirnos!
sobre la piedra del recuerdo echada
a rodar caminos de polvo y silencio.

Ayer pasó en un constante ajetreo,
entre la gente alrededor los hospitales,
–y yo no saber de ti sino un rumor
pequeño, pequeñito como es la vida–.

Fuimos desconocidos viajando en el mismo tren,
ahora el azar nos ha sentado al lado;
y empezamos a hablar, a conocer del otro
porque ya muy poco puede separarnos.

Tú sudas mientras escribes a golpe de martillo
el verso lleno de experiencia acontecida,
poema a poema tú sudas con tu alma toda
y a solas andas acera abajo, acera arriba.

Pero llueven primaveras y jardines florecen
dentro de este laberíntico misterio:
así hemos nacido para vivir inquietos,
así vamos un día y otro día viviendo.

Suceden calendarios que nos cuentan el tiempo
quien dice no parar nunca ni siquiera
sonámbulo en los sueños acostados:
¡esta arena líquida cayendo cual hoja o trébol!

Árbol talado que retoña, canciones de memoria
aprendidas a fuerza de oírlas llorar.
Nos queda siempre la vida hecha columna
de fuste gigante y en ascuas vertical...

Les dejo ya con la voz del Poeta aquí presente.
            Muchas gracias a todos.
  
Campanario, 9 de agosto de 2011
© Cosme López García



[1]A propósito de la presentación en Campanario el martes día 9 de agosto de 2011 a las 21:00 horas, del libro de Poesía Diario azul del titiritero, original de Plácido Ramírez Carrillo, 70 páginas, Beturia Ediciones, Colección Dávila, Madrid 2011.
[2]La poesía extremeña a finales del siglo XX. Plácido Ramírez Carrillo y Cosme López García. Comunicación leída por Plácido durante la celebración del VII Congreso de Escritores Extremeños los días 19 y 20 de abril de 1996 en Plasencia (Cáceres). Editada en las Actas que publicó la Asociación de Escritores Extremeños (AEEX).
[3]Libros, editoriales y democracia en Extremadura (Libertad de expresión). Comunicación escrita y leída por Plácido Ramírez Carrillo en el VIII Congreso de Escritores Extremeños, celebrado en Trujillo los días 19 y 20 de febrero del año 2000. Libros y Edición: Consumo, problemática y viento en proa. Comunicación escrita y leída por Cosme López García en el mismo congreso. Ambas comunicaciones están editadas en las Actas que publicó la Asociación de Escritores Extremeños (AEEX).
[4]Poetas del Gran Café Victoria. Antología 2. VVAA. Lusitania Ediciones, con el patrocinio del Gran Café Victoria de Badajoz. Septiembre de 2006.
[5]Del poema Morir en mi pueblo. Publicado en Añoranzas, Plácido Ramírez Carrillo. Beturia Ediciones, Colección Dávila. Página 60. Madrid, 1991.
[6]Antonio Machado. Soria, 1912.
[7]Antonio Machado. Del poema El camino, Rima XXVII.
[8]Del poema Sueño del ayer. Publicado en el libro Camino de luz, sombra y silencio. Plácido Ramírez Carrillo. Beturia Ediciones, Colección Dávila. Página 17. Madrid, 1994.
[9]Azules sonidos de la Música. Antología. Manuel Pacheco Conejo. Prólogo de Manuel Pecellín Lancharro. Universitas Editorial, Badajoz, 1982.
[10]Yo voy soñando caminos. Famoso poema de Antonio Machado que incluyó en su libro Cantares.
[11]Caminante no hay camino. Famoso poema de Antonio Machado incluido en Cantares.
[12]Del poema Campos de Soria. Antonio Machado.
[13]Del poema La Saeta. Antonio Machado.