Nocturno y lluvia

Nocturno y lluvia. (Paisaje urbano. Óleo sobre lienzo. Cosme López García).

PALABRAS PARA UN TIEMPO BREVE*


 PALABRAS EN EL JUEGO DE LA CAÍDA

Todos de mil modos,
todos vestidos de inmundos apodos,
todos y uno: ninguno.
Te desfondo a fondo,
te desfundo de tu fundamento.

(Octavio Paz)
Esta jerga del juego que resta su jugo,
un espacio con juerga y despacio
despreciando siniestros jaques de yugo.

En esto que subo
estantes libro a libro y me libra
la libertad distante desde la lumbre misma
a la mismamente mente donde vibro.

Así ser sereno, moreno, quiero y vivo,
palabra de honor, error, abracadabra,
la magia, la panza, la burla, la chanza
y sobre todo un solo sobre
sin sello, qué sé yo, llorando llagas.

Ahora una hora, después unas mangas
arremangadas, pues bragas y calzoncillos
Portada del poemario
puestos a secar ora amarillos
ora cal y ora que ora tal
oración orinando por poco,
río que me río del río: Orinoco.

Me sueno del sueño los mocos,
narices o nardos son dardos
que clavan la calva al calvario,
cien cruces cruzan encima
y en cintas cinteadas las manos.

Llámeme, deprisa me llamo
matasanos de la risa y la sisa,
meto la jeta por la tarjeta visa
y saco los cuartos ¡qué tos! son cuatro
euros estos que guardo en el banco.

Compro problemas con flema,
esputo y es punto puto tabaco
que me atosiga, siga el puro que fumo
formando humo a humores y estanco.

Es tan conocido vicio
como descontadas cuentas que sumo
sumido, medido, latido y cilicio.

Novicio, príncipe, principio
caído al precipicio e ido
bien a la vez un diez,
bienvenidos o buenas venturas:
el suelo olía a suela, sudor, silencio también
cosidos tejidos, si ceja si oreja: supuran...


               POEMAL

Necesito estar a solas para contestar
estas cartas,
breve me pasa el tiempo y a deshoras
inventando la justa palabra legal
que antes de ser escrita fue un simple trazo,
un surco sobre el papel de la tierra
donde los labradores de arados y plumas
dejaron tanto sudor, insomnio y obra...

Bajo el cielo quedaron protegidos los frutos
plantaciones de poemas más o menos tristes,
estos poemales
que fueron creciendo poco a poco
y extendiéndose en las mareselvas del verso;
después llegó el ritmo cada vez más cardíaco
y la música en su rima sonora y asonante
comenzó a regar en forma de tinta azul
la variedad tan exqusita de las frases.

Mis letras son como semillas
que germinan lentamente,
mi cosecha... la luz que me va a lumbrando...


POEMA AL HORNO CON GUARNICIÓN
(O receta culinaria empoemada)

(Presentamos aquí, un plato típico, muy digestivo y que sacia el hambre durante mucho tiempo.
Tiene pocas calorías y no es necesario prescripción facultativa de los poetas).

    INGREDIENTES PARA INFINITAS PERSONAS

-Un manojo de nervios y otro de versos.
-Tinta de clamar (azul a ser posible).
-Una pluma cualquiera, excepto las del pavo real.
-Veinte dientes mordaces y picantes (en su defecto, uno de elefante).
-Papel blanco y vino tinto para entonar.
-Especias como la inspiración, el amor, el tiempo...
-Y por último, un par de huevos frescos.
-Para la guarnición... unas cuantas rimas asonantes y una lira.

     MODO DE COCINARLO

El papel blanco nos servirá de bandeja,
echar en él nos manojos,
el de nervios primero
y beberse el vino tinto después;
una vez ebrio,
desenfundar la pluma de su vaina
y rellenarla con la tinta calamariega,
evitando así el peligro
de quedar nuestro poema inacabado.

Añadir las especias y los dientes colmillos
junto con los huevos a modo de revuelto.

Meter todo el conjunto a fuego lento
en el horno del cerebro,
cuanto más tiempo mejor
pero teniendo cuidado que no se queme,
sacarlo afuera cuando alguien
tenga ganas de leer y sienta hambre;

Guarnecer con el sonido de instrumentos musicales...


PALABRAS PARA UN JARDÍN SECO

Me salen alegres, letra a letra, letrería
alegando algo de alga;
labro palabras, palabrería,
abracadabra que danza
antes de ser un poco poesía, sería
serenamente sereno
de paseo por el infierno,
pisar suelo y luego
pasar pensando en el cielo.

Mirad el chiste del tiempo,
chistera chisteando a diestro y siniestro,
breve abrevadero
del cantarito que va a la fuente:
de repente pende el poema
a lo hilo helado en halo saliente.

Y sale solito saltando
sobre la sal de mi saliva:
se aviva el sol al son de solera
y suelo morir en salmuera.

Me río del tío Puñetas
que enreda la red de la madeja,
mi queja es una roja reja,
se raja la muñeca y la clueca
gallina del gallinero lleno.

Lleno de vida todavía,
toda vida viendo venir la vista
cansada a caso cazando dioptrías
cosiendo y tosiendo la cosa;
una espantosa rosa,
o sea sosamente sosa
si seca sestea sobre la losa.

La loca canción cantando...,
te canto un tango:
de tanto tener no tengo
ganas de tentarle al tiempo
contento, con tiento un tanto.

Jarrón en volandas volando,
arde el jardín del mejor jardinero,
gesto que gastan trabajando
sin diario ni monedero...
       los jornaleros...


INMERSIÓN NOCTURNA

A Manuel Pacheco,
por Las noches del buzo

Sumergido en los mares
de la Vida y la Muerte
para gritar la Verdad,
el Amor y la Libertad;
–me dices dedicando
el buzo con sus noches–,
este Poeta o náufrago que jamás
necesitó botellas de oxígeno
y ni siquiera escafandras,
sólo un cristal
de arcángeles azules
que te fueron drogando hasta
saciar tu espalda doblada
de tanto mirar
el suelo de la tierra
buscando el cielo.

Dame la mano, Pacheco mío,
escríbeme en ella un poema
que siga cantando el NO de la rebeldía.

Tu oficina huele
a papel de estraza,
a trabajo, a máquina
de escribir desenchufada,
y oigo el tic tic
de tus letras mecánicas
veinte bloques de pisos
más acá de tu casa,
nítido el sonido visceral
de ese pájaro de aire
que tienes en tu jaula de agua.

Himno al Sol tendido
bronceando y nadando palabras,
como un barco
en la grupa del lenguaje
que al galope escapa
de diccionarios cárceles.

Y yo no necesito huir
porque tú me has dado
una llave maestra
que abre todos los libros cerrados.

¡Ay! mi buen amigo sabático,
me hubiese gustado
haber nacido antes
para estar junto a Esperanza y a tu lado;
pero del nacer (o del morir)
nadie tiene la culpa.

Ahora miro las manos de Van Gogh
y me atrevo a retratarle
en una tela, hay una nube
de cuervos alrededor
donde se hace espuma una montaña.

Mientras exista el aire
vivirán pianos y flautas,
la música en acordes de armonía
que hacen bailar los planetas,
según Pitágoras.

Después vendrá el recuerdo
a través del espejo hecho infancia,
hoy presente, el mejor de los tiempos vivido
sin relojes ni campanas.

¿Para qué esperar sentado
en sillas mullidas y amplias?,
siempre tuvo cosecha quien se acordó
de sembrar al mundo con palabras,
el futuro es ahora, aquí
está el Amor y el celaje del alma.

Subiendo bajando o bajando subiendo,
ser hombre pobre antes que pobre hombre
y verse así, sin nada:
otra vez el espejo
convertido en agua.

Llega un río que hay que cruzar
fondeando una noche de buzo:
la vida y la muerte
que también hay que ganársela.

Flotar como una pequeña balsa
que se hunde poco a poco
por el peso de la gente y tanta
injusticia hedionda;
sacarme de una vez el agua
y que vuelva al agua
como la ceniza a la ceniza,
sin infierno, Dios no quiere
destrozar nuestra barca.

Pacheco, dime dónde está la araña
que agarra a los puros
y deja libertad canalla
a los animales corruptos;
me dices que está en la tela de la Ley
desde que uno es ENTE,
SER, EXISTENCIA vorágine
de mandamiento presente
hasta en el mismo aire,
única Libertad con la que estamos de acuerdo,
más allá llora un niño calladamente,
como si tuviera miedo
de hacerse adulto en la rapidez
o sobresalto de un sueño.

Peligro latente
y otra vez clavado
en el crucifijo del tiempo,
la puerta que hay que abrir
aunque no sepas lo que hay dentro,
la habitación oscura en la noche
que parece una tumba del cementerio;
la luz de la locura se asoma entonces
a los entresijos del cerebro,
aquí los dioses y demonios tienen su morada
y el descanso eterno;
una estrella-cometa
extiende sobre el cielo
un poema sacado a esta noche,
no es fugaz su verso
escrito a tanta altura
y echado en las estrofas del viento.
  
La luz dibuja una rosa
en las circunferencias del agua,
y tú no quieres pensar
porque eso sería ahogarla.

Ser o no ser, ¿Conejo o ratón?,
pienso, luego muero,
vacías un cajón,
la verdura al apellido y luego
te comes el queso.

Dentro de la mirada
hay una vida puesta
que mira al mar y palpa
el mundo entero,
el submarino se niebla
y emerge con toda su fuerza.

Se oye un grito que canta
LIBERTAD hasta la muerte,
así con boca abierta a la garganta,
voz que olvida nombres
y se acuerda de cada uno,
renglones torcidos
como los derechos del hombre;

…En un chozo, un burro mató a un niño…

A Dios rogando, misa y beatas
mientras esté la muerte,
vivirán las palabras.
El infierno está aquí en la Tierra,
arde una pira humana,
tribunal medieval,
sentencia de torquemadas.

Sembrando una paloma
los hijos serán mañana
pueblo, trabajo, historia
de verdad jamás contada,
pero en mitad del camino
pusieron una gran plaza
con toreros armados hasta los dientes,
el coso taurino
de oles, pitos, pandereta y charanga.

Impolíticos a manos llenas
inflaron la panza;
la Paz imposible porque
los del guante blanco mandan.
Siempre nos quedará una rosa
sobre el verano del dulce Guadiana,
los ahogados del crepúsculo
río abajo bajo el agua;
 belleza que poco dura
por los arrabales de un MAPA...


PALABRAS JUGANDO AL ESCONDITE

Para todos mis compañeros

Paella comimos, amigos conmigo,
paella ya que para arroces nacimos,
un roce vivimos continuo
gozando compañerismo.

Aquí no hay más queso
que quien quiso
sudores de pecho, de hecho
sudándonos nos dan el pan,
que panes tiene el empanamiento.

¿Quién de esta ronda lironda y oronda
saldrá ileso?,
y eso que es barata la barra, el precio;
una de dos:
la luna en los dedos
o los dados de Dios,
–decid que paga el Señor–

Sueñen señores sonámbulos
que en el sueño una señal
nos sigue señalando...
 ¡andando!...

Presten atención y resten un cojón o dónenlo,
cojos del derecho por derecho me encojo yo,
y jocoso en coger la cosa
os coso la oreja con sedal y aguja,
el dedal empuja al badajo
¡y ya no oís ni un carajo!

Id despacio
que un oso anda suelto,
tronchoso se sienta sesteando,
oseando, husmeando en el patio;
y su sueldo es el sudor ajeno, o sea
del soldado dado al sol,
complicando la cosa del mando
y a costa de trajinar el trabajo.

En fin, para fin o parafina,
el postre a porfía
con flores a María,
pues sí es teatro
puesto al día,
esto que llaman vida:
 un té para cuatro
con ocho u ochenta POESÍAS...


POEMA EN VIÑA

A mis amigos Diego Murillo y Jesús Muñoz,
porque ellos aman el Arte

Mi pueblo al fondo vestido en feria,
camino desde la viña dejado atrás:
hay un cuadro inmenso donde cigüeñas
revolotean sobre el campo en aire
respirado puro entre cielo y yerba.

Más abajo pasa el tren muy cerca
silbando ecos musicales de paisaje,
ya se despide abril lloviendo mientras
tertuliamente conversamos.

Los árboles parecen sentir nuestra presencia,
están las encinas, los pinos, los almendros
más alegres porque están en primavera.

La viña es grande y a la vez pequeña,
acogedora la casa, refugio del hombre,
espacio definido con la puerta abierta.

Mi amigo Diego señala unas higueras
enraizadas y queridas como a un hijo
que también es cultivo de una siembra.

Jesús ha pintado en el lienzo de su mente
todo el natural encanto de esta tierra;

y se le cuece dentro para grabarlo al óleo,
y se lo lleva adentro para sacarlo afuera.

Una tarde como pocas se hizo mesa
–sin mantel que nunca es necesario–,
¡pues de tan buen cordero...
    mejor chuleta!...



GUADIANA & PACHECO

En la entrega de los restos del poeta Manuel Pacheco.
Río Guadiana, 28 de marzo de 1998

...Y en cuanto a ti, muerte, y a ti amargo abrazo
mortal... es inútil que trates de asustarme.
...Y en cuanto a ti, vida, pienso que eres el legado de
muchas muertes,
sin duda yo he muerto diez mil veces antes.
Parto como el aire... agito mis blancos rizos hacia el
sol fugitivo,
vierto mi carne en remolinos y la dejo ir a la deriva como
jirones de encaje.
Si no me encuentras en un lugar, busca en otro,
estoy en alguna parte esperándote.

[De Canto a mí mismo. Walt Whitman]

 Mirad:
aquí está el agua del río,
el agua que todo se lo lleva corriente abajo
y nos trae a la memoria los barquitos de cáscara de [nuez,
infancia ya a la deriva en un adiós definitivo.

Mirad, mirad el Guadiana en calma,
como un niño bien educado, antes inquieto,
hoy parece
no haber roto un plato y sin embargo
ahora le está nadando en forma de ceniza
aquel niño que en la Isla de los Monos
comenzara a vivir y a amar.

El Guadiana cantado siempre a coro
por cuantos poetas en él se bautizaron;
mas el tiempo es otro y ya nadie se moja.

Pacheco se hace molécula del agua,
se deshace su carne y se mezclan
las letras de su nombre Manuel,
de sus versos que también son metáfora de agua
con los Ojos azules del Guadiana.

Desde la baranda...,
asomaos para ver este río,
esta vena que recorre Pacheco: el Poeta, el Hombre,
siempre vertical aunque el cansancio
le obligara a mirar al suelo.

La corriente se lleva al Poeta,
pasará por su pueblo,
cruzará el mar
como un mensaje dentro de una botella,
él navega sin barco
y algún día rozará las playas de América,
la que a tantos extremeños hizo universales.

Guadiana:
acoges a quien tanto te amó,
a quien su deseo fundirse fue contigo,
con orgullo te lo entregamos,
es nuestro compromiso, nuestro deber,
el mejor homenaje al maestro
que desde nuestros corazones
podemos ofrecerle.
  
Mirad el Guadiana...
Mirad a Pacheco...

Como un fugitivo de la Tierra del cáncer
se va;
Arcángel sonámbulo entre Noches de buzo,
Poeta de los poetas
como un Cristo sobre las aguas.


LOS LIBROS
A Bartolomé Díaz
que tantos lee

Delirios de palabras que te saben
a yerbabuena en el verso rimado,
gozas las letras del libro estudiado
donde si nadie hubo, todos caben.

Y enseñas gramáticas que nos valen
para comprender poemas herméticos,
para volar el ajedrez del léxico
y estar menos sordos cuanto más callen.

Porque la palabra escrita es silencio
que sin labios habla, sin grito llueve
y con su negra tinta mancha al necio.

Son así los libros, tal que la nieve
al derretirse entre las manos, recios
cuando alguien como tú, con sed los bebe.


EXTREMADURA

Para Bartolomé Díaz

Yo sé que tienes en tu andar algo de ángel
porque paseas la fiebre azul de la Poesía.

Yo sé que vas y vienes a tu pueblo que también es mío,
que sales al campo en busca de la Historia
y te traes –de paso– prendida en el ojal una amapola.

Hoy te escribo, amigo mío
con pulso firme y mentalidad de nácar,
ya el tiempo se encargará de amilanarme,
de hacer temblar las neuronas de mi espíritu,
de esculpirme una cabeza blanca
pero siempre erguida en dignidad
visionando la perspectiva de esta tierra,
para mirar a lo lejos con la palma de la mano horizontal y en la frente puesta,
aprehendiendo esta tierra tan nuestra, tan amada, tan Serena…

Extremadura –dicen que es extrema–
mas yo levanto mi pluma-sable para quien así opina,
mi lápiz-dardo de carbón y flecha
y digo que Extremadura me ha forjado un hombre con biografía,
regalándome un presente cómodo,
sudor de tus antepasado, de los míos, de todos los extremeños,
y hasta me ha hecho todo lo poeta en cuanto desde una viña
contemplo el vuelo de las cigüeñas.
¿Saben esas gentes pelar los higos chumbos sin clavarse las minúsculas espinas?
¿Acaso saben a qué saben?
Preguntas así podrían escribir un libro.

Todo esto es, amigo Don Bartolo, lo que hace a un hombre,
Díaz a Díaz ganándose el pan y el Don ganándose,
Como tú: ejemplo aquí traído,
Como tu ser de saber estar y saber de saber.

Y la vida es un bálsamo cuando contigo converso,
cuando alguien de ti me habla, cuando te leo…
Quedemos al mediodía en el aperitivo del buen pitarra,
Tertuliemos en las tardes mágicas que fueron para Machado,
Soñemos en la noche que EXTREMADURA
¡es nuestra amante!


POETA EN LIRAS

A José Huertas,
mi paisano poeta y declamador

Aquí traigo estos versos racimados
para tu voz terciopelo,
quiero tu nombre rimado
con tu pródiga memoria;
el poema azul es el cielo
cuando unos labios declaman historias
sobre oídos atentos a tu vuelo.

Tu pie alejado del suelo
y sabe tu verso a gloria;
la palabra dicha así, como suene
a tanta altura que en aire recita,
palabra tal cangilones de noria
que vienen y van y vienen,
sílabas de agua bendita.

Y aquí, José, con tu nombre se citan
Chamizo, Galán, Campoamor, Iriarte,
Hernández y los Machado;
poetas de nacencias, embargos, fábulas,
nanas de cebolla, el arte
de un soneto al olmo seco y amado
en el Duero de tu cápsula.

Porque en Poesía no existe carátula
que disfrace al orbe aliado,
ese mundo envuelto en nube
de lluvia y sentimiento laborado,

el sonido puro audible
desde el rincón más lejano, ahora sube
estremecida mi sangre apacible.

Poesía nunca invisible
aunque a la garganta anude,
te quiero campesina y noble azada,
estrofas de labor que andando sude,
y te quiero jornalera
en todo un alma labrada
a surcos por tu arado, ¡vertedera!



CARTA-POEMA AL DECLAMADOR
JOSÉ HUERTAS RODRÍGUEZ

Una vez me recogiste la aceituna en tu corazón almacenada,
íbamos mi padre y yo con la preciada carga.
Tu hijo y tú, solícitos salisteis y el encuentro se hizo Poesía.

Mirad: José Huertas trabaja la tierra y las horas trabaja,
cae el sol sobre el horizonte de Campanario,
es pueblo, es gente honrada que no descansa
hasta conseguir el pan que sienta bien a la familia.

Mirad a José con el verso declamando… cómo pasa…
parece un juglar de antiguo méster y es un hombre vertical
hasta la médula, un poeta que nos deja la sangre helada,
su memoria rezuma un terruño santificado en yerbabuena,
un tractor lleno de costales de nostalgia.

Mirar a José es mirar el cáliz y los pétalos de las azucenas,
amarillo trigo, y blanco pan, espigas alargadas
que van sembrando al hombre del mañana.

Y yo converso contigo ante el paisaje de estas viñas,
estas uvas en cosecha dulce a que saben los pitarras,
nuestro vino virgen de tertulia y compañía
porque soy todo oídos cuando a mi lado declamas.

Y hoy te escribo entre líneas mi palabra
que me sirva a modo trabalenguas, puzzle y acertar así,
gentilmente orgulloso para darte las gracias.

Gracias por rimar La tierra de Álvar González:
¡si Machado levantara la cabeza!, viera aquí su alma,
en reflejo bienvenido, ¡conocerte quisiera!
y hacer un poema con tu voz, tus manos y tu labia.

La firma sería así de humilde: José Huertas,
amigo poeta, de los que hay, pura casta.
Amigo mío: en la verdad, tú andas…


DESFILE DE MIS BREVES PALABRAS

Acá escribí con tinta azul de poesía
unos trazos hechos palabras en el verso.
Vocabulario andante llevando el paso marcial
en la cuesta arriba de mis foliadas calles:
la vista al frente, la cabeza erguida,
–a lo lejos hay alguien que aplaude–,
emocionando al orgullo, vengo y lloro
por quien amo, por quien sufro,
por todo aquello que llevo en mis adentros
y que os acabo de vomitar.

Este tiempo breve vivido y por vivir
aún estando inválidamente inválidas
mis piernas, mi alta cabeza que os dije,
mi cuerpo incluida la espalda,
y sobre todo...
sobre todo...
¡MIS MANOS!

© Cosme López García
_________________

          *Selección de poemas contenidos en este libro y bajo el título señalado. Algunos de estos poemas  fueron recitados en directo.

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